(en la Patagonia Argentina)
No es este un texto teórico sino un intento de volcar los sentimientos que despertó en nosotros visitar a la dirección del Parlamento Mapuche de la Provincia de Río Negro (Fernanda Neculman Torres y Orlando Carriqueo), ser recibidos en la comunidad de Isabel Huala y conocer algunos de sus integrantes, visitar en su lugar de encierro a las tres presas políticas mapuches que quedan en Bariloche (Celeste Huenumil, la cuarta, está en prisión domiciliaria en Carmen de Patagones): la Machi Betiana Colhuan, Romina Rosas y Luciana Jaramillo para luego acercarnos a El Bolsón donde nos encontramos con Romina y sus compañeros de la Comunidad de Quemquentreu (donde en noviembre de 2021 asesinaron a Elías Garay, crimen por el cual –con el auspicio de la abogada de la Liga , Andrea Reile- se ha logrado una primera condena para luego ser recibidos por Soraya Maicoño y conocer su familia recorriendo una zona que sus antepasados habitan desde hace por lo menos cinco mil años. También participamos en una reunión de autoridades de la comunidad con el Director de parques nacionales de Bariloche, Horacio Paradella, entre otras estuvieron allí María Nahuel (la mamá de la machi), Isabel Huala y Mauro Millán en la que se agendó la fecha para inspeccionar los terrenos en el Lago Guillelmo que intervendrían en el acuerdo en construcción que cerraría el conflicto de larga data entre Parques Nacionales y la comunidad mapuche.
Desde la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado el primero de agosto de 2017, la causa del pueblo mapuche atrajo la atención de más y más sectores populares y de los defensores de los derechos humanos en particular. Desde entonces pensé en una gira como esta, ir hasta donde ellos viven, escucharlas y escucharlos, verlos en sus contextos, donde ellos quieren construir sus proyectos de vida. Algo de eso pude hacer en este recorrido de siete días junto con Marta Remón y Fernando Rule, de Mendoza, y asistidos todo el tiempo por Andrea de la Liga Patagónica.
“No digas que sos mapuche, te van a matar”. Mensaje de una mujer a Isabel Huala en medio de una marcha.
Si bien los pueblos mapuche/tehuelche habitan los territorios que hoy son Argentina y Chile, sobre todo de este lado de la cordillería, la identidad, la cultura, la lengua, sus derechos fueron aplastados por sucesivos actos genocidas y la prolongación cultural en el plano de la subjetividad y la identidad. Desde hace años sostenemos que los pueblos originarios sufrieron tres genocidios sucesivos: el primero, el de la Conquista Europea, invasión militar estatal de los reinos de España y Portugal; luego, casi al fin del dominio colonial clásico se produjeron tres operaciones genocidas contra el pueblo guaraní, masacrado en la bautizada Guerra de la Triple Alianza por los nuevos estados “independientes”, la destrucción del Gran Chaco en su dimensión humana pero también vegetal y animal y la más conocida como la Conquista del Desierto, la batalla final contra los pueblos al sur del Río Colorado, hostigados y asesinados por años. Por ello el actual movimiento es un movimiento joven, de rebeldía y resistencia a siglos de sometimiento y como todo movimiento joven tiene los atributos de la fuerza y la limitación de estar ensayando modos eficaces de conquistar sus derechos, entre ellos, el tan elemental de hablar su lengua y vestir sus vestidos. Y de tomar decisiones familiares nada fáciles: asistir o no asistir al sistema educativo formal que tratará de borrar su incipiente identidad pero es imprescindible para avanzar culturalmente. En la misma casa de Isabel, su hija por ahora no va al secundario y una de sus nueras estudia por internet un curso universitario de gestión cultural que la pone en contacto con las doctrinas anticoloniales y otras formas del pensamiento crítico.
La cuestión de la educación fue uno de los temas más abordados con Fernanda y Orlando, del Parlamento Mapuche de Río Negro, provincia donde hay una ley de educación bilingüe desde el 2012 y se considera un derecho exigible desde el 2006; sin embargo en toda la provincia hay un puñado de escuelas que se pueden contar con las dos manos. Una vez más, la democracia liberal es “campeona” en proclamar y reconocer derechos que no cumple, y como nos enseñó Eduardo Barcesat, un derecho no cumplido ni siquiera es una promesa, no es nada. Sin exagerar para nada en la hipocresía del estado provincial, en ningún momento se piensa la educación bilingüe para toda la población (que los hispano parlantes aprenda mapusugun y que los niños mapuche dominen las dos lenguas que van a necesitar en su vida, la propia, el mapusugun y la del estado argentino, el castellano); no hay ningún instituto oficial que sistematice las experiencias pedagógicas de la enseñanza del mapusugun y mucho menos una política de prestigio de la profesión de enseñar esa lengua y la cultura mapuche.
Como en la cuestión de las tierras ancestrales (recordar la reforma de 1994 que reconocía sin ambages el derecho de los pueblos a esas tierras, las y los mapuches sienten que casi todo es mentira, engaño, doble discurso, desprecio, subestimación y odio racial.
El encierro de las cuatro mujeres mapuche y la persecución a los compañeros que prefirieron mantenerse libres y no entregarse a una justicia de clase y xenófoba, es acaso la prueba más contundente. Reconocidas como presas arbitrarias por el Presidente de la Nación, siguen encerradas en una sola casa con sus niños, en condiciones cada vez más precarias, a la espera de la firma de un acuerdo que se viene gestionando desde principios de año y donde cada paso ha sido consecuencia de su voluntad generosa y su infinita paciencia transformadora.
Pero sobre todo eso hablaremos en la próxima nota




