La detención de Facundo Molares o el huevo de la serpiente imperial


La detención de Facundo Molares, a pedido del Estado Terrorista Colombiano, como parte de su plan sistemático de demolición de los acuerdos de paz firmados hace cinco años en La Habana entre las Fuerzas Armadas de Colombia y el Estado Colombiano, nos enfrenta a una realidad que muchas veces es evitada por el debate académico, mediático y hasta en el movimiento de los derechos humanos: América Latina está sometida a una guerra antiterrorista decretada por el gobierno de los EEUU al comienzo de este siglo, so pretexto de la demolición de las torres de New York.  La vergonzosa retirada de las tropas yankees de Afganistán recordaron al mundo que en nombre de la democracia y la seguridad global se invadieron países y regiones enteras, se ocuparon militarmente territorios inmensos, siempre cercanos al petróleo, la heroína u otras materias primas críticas para el Imperio.

En América Latina, en nombre de la lucha contra el terrorismo se mantiene la guerra de cuarta dimensión o integral contra Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia.  Contra ellos el bloqueo, el sabotaje económico, la penetración cultural por medio de fundaciones que desparraman millones de dólares para quienes eligen ser cipayos en su tierra.  Cipayos, soldados de origen hindú que se alistaban para defender la Reina y el virrey en tierras hindúes.

A principios del siglo, el gobierno de los EEUU y los organismos internacionales que ellos manipulan, exigieron a los gobiernos de la región que sancionaran leyes antiterroristas concentradas en la circulación financiera.  La Argentina cedió a esas presiones en el 2007 y en el 2011 agravó la ley con amenazas de duplicar la pena de cualquier delito que se considere terrorista.  La promesa era y es que la ley no se aplicará a los “luchadores sociales” con lo ambiguo que ese término puede ser para los inquisidores aunque el espíritu de la ley no ha dejado de circular en la Argentina del siglo XXI, y particularmente en el territorio de la Patagonia.

Fue en nombre de la lucha contra el terrorismo mapuche, al que asociaban a la insurgencia colombiana, que se perpetraron los ataques que primero encerraron al compañero Facundo Jones Huala y luego, en medio de las protestas por su detención, produjeron la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado.

En el 2017 fue la Ministra de Seguridad de Macri, Patricia Bullrich, la encargada de vociferar contra el terrorismo mapuche.  Fueron sus colaboradores más cercanos, Barberis  y Cané, quienes explícitamente acusaron a Santiago de ser oficial de las Farc.   Me consta, porque fue a mi que me lo dijeron el 22 de agosto de 2017 tras una reunión en Ministerio de Justicia.

Vale recordar que el operador judicial de aquella Operación Política Militar fue un Juez radicado en Esquel de apellido Otranto, el mismo al que el gobierno nacional encomendó el tramite de extradición de Facundo Molares acusado por el inefable Anibal Fernandez de ser miembro activo de las FARC, organización auto disuelta en 2016 como parte de los acuerdos de La Habana.

En pocos días, la Cancillería, el Ministerio de Seguridad y el Gobierno nacional pisotearon dos tradiciones democráticas que hemos defendido incansablemente: una es la del respeto por la autodeterminación de los pueblos, sumarse al coro asesino de la OEA, dirigido por el cipayo Almagro, daría verguenza al mismísimo Carlos Andres Lamas, ministro de un gobierno conservador que en 1936 formuló ese principio hoy mansillado por Cafiero y Fernandez; la otra es ser asilo de luchadores de todo el mundo cuya vida corría peligro en sus países de origen.   Oleadas de españoles, chilenos, paraguayos, uruguayos, bolivianos y de otros países han sabido del asilo humanitario del que hoy se apartan los funcionarios ya citados.

Para algunos estos datos parecen insuficientes y nuestras denuncias exageradas; lo mismo decían en 1974/75 cuando la Triple A comenzó su danza de la muerte.  Repudiar los crímenes de un Estado Terrorista no es la cuestión, la cuestión es percibir en el entramado de acciones y pasos casi imperceptibles el crecimiento de la amenaza.   Qué Milei encarna la derecha fascista es tan obvio que hasta Pagina 12 lo puede decir, el desafío está en ver la serpiente en el huevo, ver en las supuestas acciones legales de un estado, el despliegue de una estrategia imperial que no solo atacará a los Facundo sino que al final del recorrido se llevará puesto a los mismos que hoy aplauden la detención de Facundo o callan, que no es lo mismo pero es igual.

Somos la Liga, no le damos ni un cachito así a las derechas

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