Qué celebramos el once o el doce de octubre? Los que luchan y los que lloran


En 1917, el presidente Irigoyen estableció por decreto, feriado para el día 12 de octubre.  En el decreto se decía: el descubrimiento fue el acontecimiento de mayor trascendencia de la humanidad, dicho prodigio se consolidó con la conquista, empresa ardua y ciclópea que obró el milagro de civilizar una inmensa heredad. El milagro fue posible por el aporte de la sangre de los guerreros, el denuedo de los exploradores, la fe de los sacerdotes, el preceptismo de los sabios y la laboriosidad de sus artesanos.  Aunque Irigoyen no lo decía, pronto se lo denominó como en España, el día de la raza.  Así fue hasta el año 2007 en que se cambió la denominación por el de la diversidad cultural americana.

Es una fecha clave para saber de qué lado está uno parado en la vida, y por ende en la coyuntura que nos interpela: seremos resistentes a la colonización imperial que hoy EE.UU. pretende consolidar en toda América o seremos cipayos, serviles aplicadores de las políticas que el Imperio pretende y que el cipayismo acepta y hasta legitima con sus discursos y a veces con su pasado.  Solo para nombrar alguna funcionaria recordemos que la Ministra de Cultura de Menem, Susana Decibe, había pasado como detenida desaparecida por la ESMA.

La vieja consigna Patria o Colonia, a la que se pretendía enterrada para siempre ha resurgido en el siglo XXI al compás del enfrentamiento social verdadero.   Primero un ciclo de rebeliones populares, surgimiento de líderes populares y emergencia de gobiernos progresistas; del 2001 al 2015 digamos; luego un ciclo de triunfos imperiales con forma violenta de golpes de estado o de acciones políticas exitosas y ahora un momento de gran tensión en que resisten tres gobiernos que se autoproclaman revolucionarios: Cuba, Venezuela y Nicaragua, hay otros cuatro  gobiernos que se auto consideran progresistas México, Argentina, Bolivia y Perú; estos siete gobiernos están bajo el acoso de un plan de desestabilización feroz, impiadoso, que en todos los casos busca explotar hasta el más mínimo punto de debilidad.  Es la lucha de clases.  En otros países donde continúan gobiernos de derecha, el movimiento popular ha sostenido acciones crecientemente ofensivas que anuncian posibles cambios a favor del pueblo: Chile, Colombia y en alguna medida Uruguay y Brasil.

En Argentina, en mi opinión, hay varias líneas divisorias que deben ser bien consideradas.  La primera y más obvia es entre los partidarios del regreso del Pro al gobierno y de los que defienden la persistencia de este gobierno como modo de resistir y con la esperanza de que emprenda el sendero de cambios comprometidos.

Pero no son menores las líneas divisorias al interior de ambos espacios, sutiles pero no tanto.  Al interior del espacio hoy opositor, pero siempre titular del Poder Real, crece una corriente fundamentalista, neo fascista, nostálgica del genocidio, partidaria de la subordinación colonial a cualquier precio, aún con mengua del interés económico de algunas fracciones de la burguesía. Milay no es un milagro, es la tendencia predominante en la política burguesa mundial.

Y no menos tensas son las diferencias al interior del campo popular entre una hegemonía posibilista, que hace del retroceso su único movimiento táctico, y un enorme conglomerado de corrientes, fuerzas, organizaciones de todo tipo que han aprendido de los largos años de derrota que el único modo de vencer es luchar, confrontar, defender los principios sin claudicar y generar una mística de la batalla que la Liga ha redondeado en el no soltamos la mano de nadie.   Cuentan los brasilero que en su dictadura, asaltaban las casas de estudio y cortaban la luz.  Entonces los estudiantes se agarraban la mano para que no se lleven a nadie.   Y eso lo aprendimos.

Aprendimos que los que le sueltan la mano a Milagro, se la sueltan al pueblo.

Por eso vamos a Jujuy el once y el doce de octubre.   A abrazarla a ellas y a todos los presos.

Aprendimos que los que le sueltan la mano a los jubilados, se la sueltan al pueblo.

Por eso pedimos no pago de la deuda y apoyamos el programa de emergencia que presentó Mempo Giardinelli esta semana en su columna periodística.

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El once podes celebrar el último día de libertad de los pueblos americanos, o el doce podes asumirte como colonialista y festejar los cincuenta millones de indios asesinados en los primeros años de la conquista.

A veces se pretende que acertar en política es difícil.

No es cierto, solo se trata de no soltar la mano de nadie

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