Daltonico.


 

un poema ensayo electoral

 

A Gabriela

como siempre

 

Si algo me gustaba de Patricio era que era daltónico.  Donde todos veían negro él veía luz. Donde todos veían final él veía principio.

                        

Daltónico hay que ser en estos días para que la realidad no nos haga creer que es la verdad. La verdad no es real, es un sueño.

 

¿Qué valen más, los millones de votos negativos o los pocos miles de corazones vibrando por Santiago?  Ya se que ustedes dirán que con los votos se gobierna, pero yo diré que no son votos sino retumbar tardío de la picana y el submarino.

 

Submarino.  Mientras la mayoría piensa en un barco que nada bajo el agua nosotros pensamos en la tortura que todavía nos duele.  Pero no en la de entonces sino en la de mañana. O sea pienso en Santiago en el río ¿se entiende?

 

“Que nada parezca una derrota porque la verdad sigue de nuestro lado como decís vos” escribió Juan y ¿quién soy yo para contradecirlo?

 

Este poema no es mío sino de  de Juan el nieto de Alicia que murió en la Cuarta pero vive en un escuela de Santa Fe que no es Santa y no debe tener mucha Fe si no, no votaría así. 

 

O sea ustedes creen que murió y nosotros que está pariendo corazones libres.

 

Fernando me enseñó que en la Biblia dice que si Dios está de nuestro lado, nadie podrá con nosotros y cómo para mi la verdad es Dios afirmo que si la verdad está de nuestro lado, ¿quién podrá con nosotros?

 

¿Quién ganó?  ¿Susana con su por suerte apareció, Lilita con es como Walt Disney que tantos votó cosechó?

 

Para nada, nosotros ganamos porque ganamos la altura moral que nunca tendrán los torturadores o sea los de Cambiemos con traje y corbata.

 

Altos de dignidad como Rodolfo en la esquina de Entre Ríos y San Juan o San Martín en Chacabuco.

 

“Seamos libres que lo demás no importa nada” nos pidió Don José  y nosotros somos libres, libres de la mentira y de la cobardía.  Sin duda ganamos porque evitamos la peor de las derrotas, la miseria moral.

 

La única derrota que nos puede derrotar.

 

«Ahora despertaron al gigante y no lo van a poder parar, porque despertaron la sed de justicia de millones y la van a sacar a la calle” sigue su carta Juan.

 

¿Daltónico? Claro, cómo Fidel en la Sierra Maestra o Santiago yendo a Cushamen. Muchos creen que murió de tonto; tontos, no saben que está naciendo.

 

Ahora. Y siempre.

 

                                                        

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