Cuatro fotos del Paraguay


Crónicas de un Seminario

sobre las proyecciones actuales de la Operación  Cóndor

Los días 4 y 5 de diciembre se realizó en la sala Bicameral del Congreso Nacional de Paraguay, en Asunción, un seminario internacional sobre “Operación Cóndor y sus proyecciones en el presente” con la participación activa de cerca de doscientos compañeros paraguayos y delegaciones de Argentina, Chile, Uruguay, Brasil y España.

En seis paneles, veinte compañeros: Graciela Rosenblum (Presidenta de la Liga, Argentina), Ananías Maidana (Paraguay),  Stella Calloni (Instituto Espacio Para la Memoria – Argentina),  Miguel H. López (Paraguay),  Nemesio Barreto (Paraguay), Julio Gambina (Argentina),  Francisco de Paula Oliva (Paraguay), Lille Caruso (Uruguay), José Schulman (Secretario de la Liga, Argentina),  Domingo Laino (Paraguay), Socorro Gómez (Brasil), Ramón Corvalán, SERPAJ(Paraguay),  Martín Almada, Premio Nobel de la Paz Alternativo (Paraguay),  Dionisio Gauto (Paraguay), Jorge Grela (España), Bruno Soria de Mesa (Ecuador), Federico Tatter (Paraguay), Boris Paredes Bustos (Chile), Gerardo Etcheverry (Argentina) y Derlis Villagra de La Comuna (Paraguay) discutieron sobre la proyección de la Operación Cóndor en la actualidad desde diversas perspectivas: económicas, culturales, geopolíticas y los modos de resistir e intervenir del movimiento popular en lo jurídico y lo institucional..

Pero el Seminario fue mucho más: hubo una obra de teatro sobre la resistencia a la dictadura de Stroessner y muchas denuncias sobre las agresiones actuales que sufre el movimiento popular, en primer lugar, el campesino.

Al finalizar las deliberaciones formales, los delegados internacionales se dirigieron a la Penitenciaria Central de Asunción para visitar a los seis campesinos que estuvieron dos años presos en la Argentina y ahora esperan el juicio que los amenaza con una larga condena, luego fueron recibidos por el Presidente Lugo en la residencia presidencial y finalizaron el raíd sabatino visitando el Museo de las Memorias.

Veamos una foto de cada uno de estos momentos

La foto del Seminario

En la entrada del edificio, modernoso y un poco fuera de contexto, del Congreso Nacional hay una placa que recuerda que el mismo fue donado por la Republica de Taiwan, como si fuera la confirmación del carácter condicionado de la transición democrática que ha vivido Paraguay.  Sometida por los Ejércitos de la Triple Alianza a finales del siglo XIX, desangrada en una guerra fraticida impuesta por los grupos petroleros ingleses y yankees en la guerra del Chaco de la década del 30 sufrió una dictadura interminable desde 1940 hasta 1989, primero el dictador Morínigo, luego un breve interludio y al fin el cuasi eterno Stroessner, que pareciera no querer morir y resiste los dignos intentos de abrir paso a una democracia verdadera que exige el movimiento popular y encarna el presidente Lugo.

La burocracia del Congreso Nacional exigía que no se pegara ni clavara nada, así que las fotos de las compañeras y compañeros victimas de la Operación Cóndor estaban apoyadas sobre el estrado que presidía las deliberaciones, aunque en verdad debería decirse que las deliberaciones se apoyaron en ellos. En su ejemplo inquebrantable y en la presencia de algunos sobrevivientes como Ananías Maidana, que en dos periodos de encierro, sumó cerca de 23 años de mazmorra, sometido a los más bárbaros tormentos y condenado a una muerte en vida que solo la solidaridad internacional logró quebrar.  Ananías abrió el encuentro como un símbolo del triunfo de las victimas del Cóndor sobre sus victimarios, de la vida sobre la muerte, de los principios sobre la claudicación.

Y luego, desde Stella Calloni  en adelante, uno a uno fueron poniendo de relieve, detalle a detalle, las razones y características de una operación de contrainsurgencia que si bien no fue la única, acaso es la más simbólica por la articulación de las dictaduras y el papel rector de los yanquis en la misma; una operación que terminó hace años pero que sus autores vuelven con otro ropaje y otro discurso pero con los mismos objetivos de quebrar la voluntad popular de cambios. Como en los 70, pero por ahora verbalizada por la cara más visible del Poder Global en nuestra región que son los comunicadores de los grandes medios que por todas partes predican lo mismo.

Por los paneles pasaron curas, economistas, luchadores por los derechos humanos y la paz, periodistas e investigadores que fueron marcando uno a uno los matices de la foto del Cóndor de ayer y del que quieren volver a hacer volar hoy, pero también las caras de quienes resistieron entonces y hoy construyen una esperanza en Paraguay y América Latina.

Como dijera el Presidente Lugo en la entrevista con los organizadores del evento: hay que hablar de la Operación Cóndor, porque en sus pliegues se avizora el poder real que se enriqueció en aquellos años y hoy resiste el menor de los cambios democratizadores que se intentan en América Latina.

La foto de los presos

La última vez que los había visto había sido en la cárcel argentina de Marcos Paz, ese día nos informaron que empezarían una huelga de hambre en defensa de su derecho al asilo político, un derecho tradicional en la Argentina y toda América desde Sarmiento y Alberdi hasta aquí.  Confiados en la palabra del embajador argentino, cuando se vieron perseguidos por la Justicia paraguaya, stroessnerista hasta la medula en palabras del mismo presidente Lugo, cruzaron el río y llegaron a Buenos Aires donde, para su sorpresa fueron encarcelados y finalmente expulsados del país en el primer acto de este tipo en décadas.

En su momento, su partido Patria Libre de Paraguay fue acusado de ser fuerza de apoyo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y de asesinar a la hija del ex vicepresidente Cubas.  Sobre ellos lo máximo que se pudo decir es que habían participado en una reunión donde se habría discutido el tema, aunque el delator se equivocó de fecha y ubicó la reunión en una fecha posterior a los hechos. Pero para la Justicia Paraguaya y la Cancillería Argentina, no importó demasiado. Sus nombres son Agustín Acosta, Roque Rodríguez, Simeón Bordón, Gustavo Lezcano, Basiliano Cardozo y Arístides Vera y están en la principal cárcel del Paraguay, la cárcel de Tacumbú que parece surgida del túnel del tiempo: baste decir que para entrar nos sellaron el brazo como si fuéramos ganado o habitantes del gueto de Varsovia.

En estos mismo días, la principal operación de desestabilización  en Paraguay se basa en el mismo truco mediático que el montado contra los seis campesinos: de pronto surgió un Ejercito del Pueblo Paraguayo que secuestró a un poderoso hacendado, Fidel Zavala dando base a una brutal campaña anticomunista que utiliza el discurso y el lenguaje del periodo de la Operación Cóndor sin disimulo. El intento de vincular a los seis campesinos y su partido Patria Libre con las FARC y el EPP nos plantea a todos los luchadores por los derechos humanos de América Latina el imperativo de luchar por su libertad como un modo concreto de enfrentar el golpismo paraguayo que cabalga sobre estos hechos y versiones, tanto como sobre la supuesta “inmoralidad” presidencial.

En el seminario se desgranaron como lagrimas las denuncias de los abusos y brutales acciones represivas de una Policía que responde más a los grupos sojeros/mafiosos que al Ministerio del Interior.  En el Paraguay de hoy se sigue reprimiendo a los campesinos y hay presos por luchar.  Veamos de cerca uno de los casos denunciado por  las mismas victimas en nuestro seminario.

La comunidad “Comuneros” –ubicada en el Km 30 de Minga Guazú, departamento Alto Paraná-se conformó en el año 2006 y está integrada por 96 familias en un predio de 130 has. Este asentamiento es parte del Movimiento Agrario Paraguayo (MOAPA) y es objeto de una permanente persecución, los acusan de ser “un grupo terrorista financiado por Hugo Chávez” por haber participado en la operación Milagros, por movilizarse públicamente y por apoyar a otros asentamientos campesinos de la zona.

Así, el martes 21 de julio de 2009  se produjo el desalojo en el campamento colindante al asentamiento.  Actuó la Agrupación de la Policía Ecológica y Rural, al mando del subcomisario William Duarte, sin presencia de fiscales y sin mostrar ninguna orden judicial.

Salieron sorpresivamente de un monte cercano, disparando tiros de fusil al aire. Durante el ataque, a un campesino le  clavan el muslo con un cuchillo.  Agarran a otros dos y los llevan al monte donde los torturan, a uno le meten el fusil en la boca, al otro le hacen múltiples tajos en el brazo con un cuchillo, mientras no paran de golpearlos y hacerles comer mandioca y maíz crudos.

Otros policías, van hasta el arroyo donde se encontraba una mujer quien al ver que la policía tenía a una de sus hijas, se apresura para defenderla y es golpeada brutalmente, colocan una tabla con clavos, apoyan el pie de la mujer sobre la misma y uno de los policías le aprisiona el pie con su bota, además –fruto de los golpes que recibió en el vientre- le producen hematomas en el útero.

Agarran a otro campesino, lo esposan e intentan ahogarlo en el arroyo. En eso llega la gente de la comunidad para auxiliarlos,  uno de los efectivos policías es retenido por las mujeres, mientras los demás se dispersan. En el transcurso de los acontecimientos llega el padre Nilo Mármol y otras personas para intentar mediar la situación y también son golpeados. Los dos campesinos que estaban siendo torturados en el monte (Andrés Aquino de 19 años y Benedicto Rodríguez de 40 años) son llevados a la comisaria de la zona y luego de algunas horas recobran su libertad.

Y este es solo uno de los casos denunciados por lo que pensamos que pocas veces, el repudio a la represión policial y la defensa de los presos políticos tiene un sentido tan directo de defensa de las libertades democráticas en general y del derecho a la autodeterminación de los pueblos en particular.

Libertad a los seis campesinos paraguayos para defender el proceso transformador que intenta el presidente Lugo.

La foto del Presidente Lugo

A diferencia de otros eventos, el Seminario aprobó tres resoluciones: dos por escrito y una de palabra.  Una declaración contra la vigencia de la ley de caducidad en Uruguay y otra contra el golpismo en Paraguay, y la firme voluntad de todos de repetir este seminario en cada una de las capitales de los países por donde voló el Cóndor sanguinario.

Para entregar la declaración pedimos una entrevista con el Presidente Lugo y el sábado a la tarde, cuando muchos compañeros ya habían emprendido el regreso, nos mandaron a llamar.

Entrar a la residencia presidencial ya es todo un acontecimiento.  La residencia la ocupaba Stroessner y está en medio de grandes espacios verdes y guarniciones militares, pero para llegar a Lugo solo tuvimos que dejar el nombre en la entrada que da a la calle y luego esperar diez minutos que nos autorizaran a entrar con los autos de los compañeros paraguayos anfitriones, los compañeros de La Comuna, y llegar hasta el mismo salón donde nos esperaban el senador Sixto Pereyra y el Presidente Lugo, y nadie más.  Ni un personal de custodia ni colaboradores ni fotógrafos.  Jugo de naranja y chipa en la mesa y el dialogo franco.

De la Argentina estábamos Graciela Rosenblum, José Schulman, Gerardo Etcheverry y Soledad Yorg de la Liga y la compañera María Adela Antokoletz de Hermanos e hija de una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, la compañera Lille Caruso de Uruguay, el compañero Bruno Soria del Ecuador, el compañero Jorge Grela de Andalucía, España, el compañero Boris Paredes de Chile y un grupo de compañeros de la Comuna del Paraguay encabezados por Derlis y Clemen, jóvenes militantes que tuvieron a su cargo lo principal del armado del seminario.

Confiesa el que suscribe que es la primera vez que conversa de esta manera con uno de los protagonista de esta oleada latinoamericana que tanto horroriza a la derecha y el Imperio.  Que lo escucho a Fidel en Córdoba y a Chávez en Mar del Plata, pero muy de lejos.

Como casi todos saben, Lugo fue Obispo y se le nota.

Tiene esa particular sabiduría comunicacional que tienen los religiosos, sobre todo si son genuinos seguidores del Cristo que luchaba contra el Imperio Romano.

Lo primero que hizo el presidente fue escuchar.

Le dimos una información del seminario y de la voluntad solidaria y luego un breve panorama país por país de la lucha por los derechos humanos.

El hizo tres reflexiones sustantivas:  la primera fue acerca de la pertinencia del debate sobre la Operación Cóndor, dado que sus inspiradores y ejecutores son hoy los que arremeten contra los procesos populares, incluido el paraguayo…La segunda fue sobre el carácter de la Justicia Paraguaya dando uno y otro ejemplo sobre el modo que sabotea los tibios intentos de investigar los crímenes de la dictadura stroessnerista.  Fue allí que, nobleza obliga, le informamos sobre nuestra visita a la cárcel de Tacumbú a los seis campesinos planteándole que su libertad sería un paso en la democratización del Paraguay. Y la última de sus reflexiones fue acerca de la necesidad de darle a la cuestión de los derechos humanos la centralidad que hasta ahora no logró en su gobierno, comprometiéndose a un dialogo permanente con los organismos de derechos humanos, no solo paraguayos.

Y como no había fotógrafo oficial, como en una estudiantina, nos sacamos una foto todos juntos, como hermanos, como compañeros de lucha por terminar con una historia de horror que nos persigue y acecha, pero que tenemos la sensación que esta vez podremos dar por terminada.

Es la hora de los pueblos en América Latina, y todavía está por verse quien podrá contar la historia de cómo contamos la historia del Cóndor

 

La foto del museo de las memorias

Si la doctrina de seguridad nacional tenía un eje articulador en el anticomunismo, la dictadura paraguaya tenía una obsesión que era liquidar al Partido Comunista Paraguayo, protagonista de la revolución de 1948 y casi la única fuerza organizada que intentaba resistir su dominación.  En un barrio de Asunción, en la Comisaría 3º, la dictadura fue acumulando los presos comunistas algunos de los cuales pasaron años y años en una celda de 1.70 por 4.70.  Ananías Maidana, por ejemplo, estuvo allí con otros quince compañeros por 17 años (si leyó bien, diez y siete años en una habitación de menos de dos por cinco junto a otros quince compañeros).  Le llamaban la Comisaría de la Muerte porque la idea era que nadie saliera vivo de allí.  Fue justamente frente a esa Comisaría que los Servicios de Inteligencia pusieron una especie de central operativa, conducida directamente por un oficial norteamericano, y de usos múltiples: allí se interrogaba, se torturaba, se violaban a las mujeres, se mataba y también se mantenía presos a los compañeros. Por allí pasó un argentino, Amilcar Santucho, como una confirmación del intercambio de prisioneros que practicaban las dictaduras

El autor de estas líneas, que estuvo un breve periodo preso en un centro clandestino argentino, confiesa que no le gustan los museos de este tipo y trata en lo posible de evitar su recorrido, pero no puede dejar de expresar que este museo de las memorias le impactó mucho y bien.  Porque no se muestra la muerte más que en una mínima dosis indispensable para saber de que se trata y se muestra la vida de los compañeros.  No se oculta su identidad política, su cultura, sus sueños y sus pesadillas.  Todo el tiempo se registra la resistencia paraguaya, y hasta la partecita de esa historia que le toca a los argentinos en general y a la Liga Argentina por los Derechos del Hombre en particular.

El museo tiene fotos de los compañeros y una de ellas, la foto de una mujer con el rostro desfigurado por el sufrimiento y el horror, le impactó de manera imborrable.  Ni las fotos de la Esma que recuperó el compañero Víctor Basterra tienen esa brutal capacidad de decirnos lo que allí pasó.  Y lo más impresionante es que la compañera sobrevivió y estuvo en el Seminario, aunque no su compañero que fue asesinado en nuestro Buenos Aires.

Aunque lo más conmovedor fue darse cuenta que la foto de la mujer torturada y humillada que esta en el museo de las memorias de Asunción de Paraguay es la foto de la viuda de Derlis Villagra que era el padre de Derlis Villagra hijo que encabeza La Comuna de Paraguay o sea que Derlis hijo, que nació en ese antro perverso, es el que ahora habla dulcemente a los que llegamos al Paraguay para decirnos bienvenidos a esta tierra que juntos tenemos que recuperar la memoria pero no para solazarnos en el horror sino para hacerla luz que ilumine el presente

Y entonces, cuando vi la foto de la mamá del compañero Derlis que seguía allí a mi lado, junto a sus jovenes compañeros y compañeras de La Comuna, casi todos ellos con alguna foto familiar en el museo de las memorias me di cuenta que habíamos ganado y que esta historia está por comenzar.

José Ernesto Schulman,

secretario de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre

Buenos Aires, 13 de diciembre de 2009

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