La cruzada de Horacio Verbitsky contra la Universidad de las Madres, la insurgencia colombiana y la izquierda argentina.
En los últimos meses la estrella del periodista Horacio Verbitsky ha ido en ascenso.
Sus notas dominicales en Página 12 son leídas con atención por muchos de los que componen el llamado “progresismo” argentino y ha recibido diversos premios a su labor periodistica en los EE.UU..
Desde la muerte de Eduardo Mignone asumió la presidencia del Centro de Estudios Legales y Sociales (en el año 2000), organismo de derechos humanos que se concentra casi exclusivamente en la dimensión jurídica de la problemática.
Juega también un rol muy destacado en la Asociación para la defensa del Periodismo Independiente (PERIODISTAS) que agrupa desde 1995 a una destacada lista de figuras que van desde Mariano Grondona, Joaquín Morales Solá y Ricardo Kirshbaum hasta Jorge Lanata o María Seoane.
Ocupa, de hecho, un lugar preferencial en la conducción del Frente contra la Pobreza que impulsan la C.T.A. y otras organizaciones del campo popular.
Descartados Chacho y Graciela, sin que Lilita convenza del todo, se ha convertido en uno de los principales formadores de opinión del vapuleado progresismo argentino.
Vale la pena preguntarse en que ha ocupado su energía el renombrado periodista en las últimas semanas, tan cargadas de señales inconfundibles de la crisis del capitalismo global –la guerra de Afganistán es una de sus consecuencias más trágicas- y sus estruendosas repercusiones en la Argentina: virtual default, crisis política y transición hacia una dictadura civil; pero también revés electoral y surgimiento de una opción electoral de izquierda que comienza a tener dimensiones de masas.
Verbitsky ha mantenido una aguda polemica con la titular de Madres de Plaza de Mayo, so pretexto del posicionamiento de la compañera Hebe de Bonafini sobre el atentado del 11 de setiembre, pero que derivó en un verdadero ejercicio de descalificación de la política que las Madres han sostenido contra la línea de conciliación en el campo de los derechos humanos y un ataque escandaloso a la Universidad de las Madres, el tan valorable esfuerzo por construir un espacio de unidad y renovación del pensamiento crítico entre nosotros.
Tal posición es totalmente coherente con su exagerada valoración del fallo de la Cámara Federal de Buenos Aires convalidando la derogación de las leyes de la impunidad, en una reedición de aquella teoría de la transición a la democracia según la cual ésta es como un balde que hay que llenar de agua con el esfuerzo popular.
El fallo según el periodista no solo es un buen chorro de liquido en un balde con problemas, también relegitima la Reforma Constitucional de 1994 que consolidó la transformación neoliberal del capitalismo argentino y abrió paso justamente a la composición actual del organismo que debe convalidar tal derogación, la misma Corte Suprema de Justicia que acaba de liberar alegremente a Menem y dar una advertencia acerca de las iniciativas por enjuiciar a los administradores del poder.
Es llamativo como al agudo observador no le haya causado ninguna curiosidad el hecho inedito de que la izquierda en sus diversas variantes haya sumado millón y medio de votos, de que el Partido Comunista –al cual dio por muerto más de una vez- integre la Izquierda Unida que prevalece en este espacio, o que la izquierda, con su 25% de los votos, podría ganar la gobernación de la Ciudad Autonoma de Buenos Aires en el 2003, si se uniera.
¿Será por que Horacio Verbitsky ha jugado un rol de vanguardia entre aquellos que pretenden transformar la Consulta Popular del Frente contra la Pobreza en la punta de partida de un nuevo movimiento político , no partidista, con el claro objetivo de dificultar el crecimiento de la izquierda y ocupar el espacio que dejó vacante la implosión del Frepaso tras su paso por el gobierno de la Alianza?.
En esa línea predicó largamente la inconsistencia del planteo del No Pago de la Deuda Externo –se trata a lo máximo, como repite De Gennaro en Pagina 12[1] de “discutir en serio esta inmoralidad” (?)- en un razonamiento que el estallido de la crisis han puesto en rídiculo, aunque Verbitsky –y De Gennaro- especulen con la tradicional falta de memoria del progresismo argentino, capaz de tropezar con la misma piedra no una ni dos, sino cinco o más veces: Alfonsín. Cafiero. Chacho. Bordón. Graciela. Lilita…
Pero acaso la gota que colma el vaso de la infamia es la publicación, en el diario Clarín del sabado 24 de noviembre, de una solicitada con forma de anuncio publicitario suscripta por la asociación Periodistas. En el aviso se dice: “Ud no conoce a los numerosos periodistas asesinados en Colombia. Por lo menos conozca a sus asesinos”. Y muestra la fotografía del jefe de los paramilitares de la AUC, C. Castaño; del compañero Rodriguez, jefe del E.L.N. y del Comandante de las F.A.R.C. camarada Marulanda en una versión algo grotesca de la “teoría de los dos demonios” que el alfonsinismo utilizó como discurso justificatorio de la claudicación frente a los genocidas.
Hace no muchas semanas, el CELS promovió el boicot a una reunión pedida por la representación diplomática de las F.A.R.C. en la Argentina en la sede de la Liga con iguales argumentos: la guerrilla es tan violadora de los derechos humanos como el gobierno..
Vale la pena entonces preguntarse: ¿Cuáles son los hilos que articulan toda esta labor?
En la polemica sobre la Universidad de las Madres, el periodista reconoció su relación con la Fundación Ford: «Nunca he recibido ni una lapicera de la Fundación Ford, que desde los años negros de la dictadura, cuando tantas puertas se cerraban a los perseguidos, sí financia algunos de los programas del Centro de Estudios Legales y Sociales. Por ello sólo le debemos gratitud, no acatamiento a directivas o vetos que nunca fijó y que nunca aceptaríamos”.
En la pagina web del CELS informan de un Proyecto de financiamiento institucional a cargo de la Ford Foundation (EE.UU) “que otorga financiamiento para salarios,eventos, seminarios, talleres, publicaciones, viajes y consultores”. También se precisa que “Con este aporte, se afronta parte importante de los gastos administrativos y de equipamiento de la institución” y que otro proyecto permitirá cumplir el sueño de la casa propia, ya que la Fundación les regala un inmueble, aunque sea a compartir con Poder Ciudadano.
Y la misma información figura en la pagina de la Asociación PERIODISTAS que también, oh casualidad, cuenta con un subsidio de la Fundación Ford.
La Fundación Ford, existente desde 1936 y comprometida con Hitler y el fasismo durante la 2º Guerra Mundial, viró su labor radicalmente en 1968 al promover investigaciones sobre la lucha de los negros contra el racismo[2].
A partir de allí el objetivo de la Fundación fue trabajar al interior del movimiento negro intentando canalizar institucionalmente la protesta y neutralizar a los sectores más radicalizados del movimiento de protesta. Una actitud que repetirá sin solución de continuidad hasta nuestros días.
En el Documento Santa Fe II se dice «Para promover realmente los derechos humanos, Estados Unidos debería ayudar a fortalecer los sistemas judiciales de la región. También debería diferenciar entre los grupos de derechos humanos que apoyan al régimen democrático y los que apoyan al estatismo».
En uno de los primeros debates sobre la acción de la Fundación, en 1968, Daniel Goldstein afirmó que «la Fundación FORD es en la actualidad un organismo paragubernamental destinado a formular la táctica de contrainsurgencia civil para las dos Américas. La Fundación Ford se ha convertido en realidad en una nueva agencia de inteligencia destinada a los problemas sociales de los pueblos neocoloniales«[3]
¿Puede, un periodista tan informado como Verbitsky o quienes lo acompañan en CELS y PERIODISTAS desconocer la historia y los objetivos de la Fundación?
¿Será casualidad entonces que el periodista se hayá dedicado a atacar la Universidad de las Madres y las fuerzas revolucionarias de Colombia justo cuando el imperio lanza su guerra contra el terrorismo y proclama que en América Latina son justamente las fuerzas insurreccionales colombianas su principal objetivo en esta extraña “guerra contra el terrorismo”?
No creemos en las casualidades, tampoco en que todos son agentes encubiertos de los servicios. Es, creemos, más complejo. No es que la Fundación Ford sea la que le dicte el modo de pensar al peridodista progresista, sino al revés: es su modo de pensar la democracia, el cambio social, la imposibilidad de abolir el capitalismo, de construir vanguardias revolucionarias, de construir subjetividad que supere los límites del posibilismo, lo que lo lleva a aceptar los subsidios de la Fundación, los premios de los EE.UU. , las relaciones con el poder – que no disimula- y su enfermiza cruzada contra la izquierda revolucionaria.
Si el progresismo fue alguna vez, en los 40 y los 50, una enfermedad posibilista contagiada a la izquierda por una burguesía en crecimiento, ahora se ha convertido en la muestra más patetica de la extinción de los arrestos independentistas de una clase (la burguesía nacional) que aspira, a lo máximo, a compartir un lugarcito bajo el sol del poder.
Objetivos tan modestos, generan un pensamiento tan pobre y una práctica tan falta de ética que ni falta hace defender los nombres de Hebe o Marulanda de tales ataques.
[1] Suplemento Cash del 2 de diciembre
[2] En una nota publicada en la pagina web Rebelión, “El periodista Horacio Verbitsky y la Fundación Ford”, de la cual nos hemos documentado para este árticulo, el uruguayo Ezequiel Rodriguez Labriego, pasa revista a la historia de la fundación y las razones de su vuelco al insólito campo de los derechos humanos para una empresa que está acusada de hacer desaparecer a la Comisión Interna de su planta argentina.
[3] Del citado artículo de Rodríguez Labriego