Intervención en un panel de homenaje a Ernesto Giudice organizado por la revista Cuadernos Marxistas y publicado en el número 10 de octubre de 2000
A mi parece que con las intervenciones que se han ido desplegando a lo largo del panel va quedando bastante claro, va apareciendo como una pintura de la tragedia de la izquierda argentina, la tragedia de Giudici, la tragedia de los revolucionarios argentinos.
Y yo, que ni soy filosofo como Nestor, ni compartí demasiado la militancia con Ernesto Giudici (por mi edad: era estudiantes secundario cuando él dirigía la comisión universitaria del partido) como Mario José, voy a intentar reflexionar desde lo que considero que es lo más importante que he hecho en mi vida: ser parte del esfuerzo militante por lograr hacer virar al Partido Comunista y lograr reubicarlo en la trayectoria, en la senda revolucionaria que señalaron los que lo fundaron, o mejor dicho, los que fundaron la tradición marxista revolucionaria en la Argentina.
Yo voy a tratar de arrancar de esto último que iba dejando Nestor, que es la renuncia de Ernesto Giudici al Partido Comunista, hace 26 años, casi en estos mismos días.
Como se contaba, en un gesto mínimo, Giudici renuncia al partido en el cual había pertenecido durante 40 años y envió una “Carta a mis camaradas”.
Y ahora, veinticinco años despues voy a hacer lo que debimos hacer entonces y no hicimos, voy a intentar responder a Ernesto. Y quisiera que se interprete lo que voy a decir como un esfuerzo por responder aquella carta, que a mi se me ocurre que es una de las piezas políticas más dramáticas, uno de los textos revolucionarios argentinos donde más esta metido el cuerpo, y donde más esta metido el alma de un militante..
Es una carta que transmite angustia, transmite dolor, transmite la tragedia de no haber podido transformar el partido que él hubiera querido que fuera una herramienta revolucionaria, y en su Carta lo dice claramente. El esfuerzo de su carta es para eso, es para que el Partido Comunista vuelva a ser eso que él pensaba que debía ser cuando se afilió en su juventud.
“Carta a mis camaradas” va a arrancar cuestionando la metodología de dominación que imperaba en el Partido Comunista, va discutir una posición política precisa, exacta, va luego a cuestionar el enfoque estratégico más general y la línea política del partido. Se va a preguntar por la historia, va a llegar a la conclusión que esa mirada histórica y esa línea política responden una determinada manera de comprender del marxismo, del marxismo va a ir a la ética revolucionaria, de la ética revolucionaria va a ir al proyecto de vida de un militante revolucionario y de eso va a volver a la metodología
Y esa secuencia que recorre implacablemente “Carta a mis camaradas” es la secuencia que recorrió de un modo apasionado, angustiado, impetuoso y desordenado la militancia del Partido Comunista, que en aquellos meses de 1985 iba a gestar uno de los principales acontecimientos en la vida del Partido Comunista desde su fundación, el viraje.
Es el esfuerzo proclamado, explícito, desde el Partido Comunista, de recuperar la esencialidad revolucionaria poniendo como había planteado Ernesto en su libro la cuestión del poder en el centro de la discusión.
En mi opinión el tema del poder recorre el pensamiento de Giudici en toda su obra y no solo cuestiona la mirada sobre el poder en aquellos momentos en que la lucha abierta por el poder se pone de manifiesto, sino también va a cuestionar la mirada sobre el poder que se tiene en aquellos momentos grises de acumulación de fuerzas.
Giudici va a mencionar en su libro tres momentos de la historia argentina en que él considera que las masas, el pueblo, la gente se predisponen a la lucha revolucionaria y va a cuestionar severamente que es en esas circunstancias en que la dirección del Partido Comunista abandona las ideas que tenia hasta ese momento y abandona la lucha por el poder.
Puntualmente va a tomar lo de 1971 como una cuestión clave, y yo personalmente coincido con este enfoque porque el Partido Comunista había arrancado la dictadura de 1966 con un análisis que desde el punto de vista de clases era impecable.
El titulo del documento aprobado en el XIIIº Congreso del Partido Comunista es “Abatir la dictadura de los monopolios” y mucho más allá de contar anecdotas parciales que podrían dar la idea de un partido omnipotente en la lucha de clases, yo sí les podría contar en detalle como el Partido Comunista de la provincia de Santa Fe organizó prácticamente la marcha del hambre que se hizo de Villa Ocampo a Santa Fe que fue la primera lucha de masas contra la lucha de Onganía en enero del 1969, insertándose en la crisis del azúcar que estaba estallando en Tucumán y en todo el resto de las regiones azucareras.
El tema es que esa política que había levantado al Partido Comunista, que llego a expresarse en una consigna táctica que aun recorre el mundo y que no era otra que “Unamos nuestros brazos, por un argentinazo” es una consigna que precede a la del “el pueblo unido jamás será vencido”, que paso a la historia grande del movimiento popular.
Con esto de las historia y de las contradicciones de las consignas también se podría hacer el seguimiento de los cambios en la línea política del partido. “Unamos nuestros brazos, por un argentinazo” que era una consigna de abierto llamado a la lucha contra la dictadura, va a ir desapareciendo en 1971, a raíz de un acontecimiento de política exterior, que es el abrazo de Salvador Allende con Agustín Lanusse en Salta y alrededor del cual se elaboró un sofisticado discurso de “sacrificarnos” en aras del proceso chileno, de supuestos deberes internacionalistas que justificaban modificar la política del partido.
Se va a abandonar la política de impugnación abierta del Gran Acuerdo Nacional, se va a abandonar la política de sostenimiento de la lucha obrera y popular y de la insurrección y se va a pasar paulatinamente a las sucesivas adaptaciones de la línea hasta terminar participando en el proceso electoral del modo más vergonzoso en la Alianza Popular Revolucionaria que ni siquiera aceptó la participación de los comunistas porque la Democracia Cristiana mantenía la justificación de la ley 17401 de prohibición de las actividades comunistas.
Giudici va a detenerse mucho en reflexionar sobre el periodo 1943/45, período de surgimiento del peronismo en donde dice: acá el punto es ver que hay gente, que hay masas, que hay un nuevo sujeto social que irrumpe y al cual hay que prestarle atención por encima de las formas con que irrumpe en la política.
Hemos dicho ya que va detener 1971, y sobre todo como decía Nestor, se va a concentrar en las potencialidades que había generado la lucha de masas obrera y popular desplegada en la Argentina desde 1969 (y que llegarían a 1975), y que en ese momento (1973) tenia todavía intacta sus potencialidades
Plantea que el debate debe concentrarse en acordar una táctica que permita construir una fuerza (ese es el termino teórico, el concepto que incorpora Giudici al debate) que tenga capacidad de organizar esa potencialidad revolucionaria que hay sobre todo en la juventud, y de ir por el poder. Y de ir por el poder.
Pero no solo se detiene a analizar la cuestión del poder en el momento, llamémosle en que la lucha abierta por su conquista es explícita; sino que Giudici se va a detener a pensar de cómo se ha ido transformando en la política del Partido Comunista la cuestión del poder.
Va a analizar como sucesivos cambios han transformado la estrategia del poder del partido en una estrategia de poder “por saturación”, en una metafora que toma de la historia de las revoluciones burguesas. Recuerda que la burguesía inglesa llegó al poder por el camino de penetrar todos los poros de la sociedad hasta convertirse en fuerza hegemonica de la sociedad sin tener necesidad de realizar un asalto directo como los franceses y la toma de la Bastilla.
Y va a encontrar en esa figura la explicación de lo inexplicable.
Durante años muchos le preguntaron y él mismo confiesa haberse preguntado a si mismo: ¿pero cual era la estrategia de poder del Partido Comunista?, y yo creo que el acierta en explicar de que en realidad la estrategia del poder que sostenía el Partido Comunista hasta el 16º Congreso era un estrategia de poder pos saturación, era la estrategia de penetración en la justicia, en los gobiernos en la economía, en la burguesía y va a expresar eso en un llamado que hace en “Carta a mis camaradas”, que condensa todo este razonamiento, cuando el dice, “hemos demostrado, como en un marxismo dogmático, se saltó del sectarismo al oportunismo de derecha, y éste termina en un liberalismo en el cual lo dominante es el formalismo democrático burgués: frente democrático nacional, amplia coalición democrática, camino pacifico, fetichismo electoral, brecha democrática, apertura democrática. En esta postura practicista ajena al proceso histórico real la revolución democrático burguesa, democrático agraria imperialista deviene también en un formalismo teórico. En este caso el socialismo y el comunismo quedan como una fe cultivada íntimamente, en completa disociación con el proceso histórico. Dualismo, practicismo, teoricismo” dice Giudici.
Y clama en su libro que la cultura del frente democrático nacional y la cultura del gobierno de amplia coalición democrática deberían, en 1973, pertenecer ya al museo de las antigüedades.
Más allá que intentemos después algún otro tipo de balance sobre el proceso del viraje del partido, hoy le podemos decir a Ernesto Giudice de que en el Partido Comunista de 1999 la cultura del frente democrático nacional, la cultura de los gobiernos de amplia coalición pertenecen al museo histórico de las categorías inútiles para la revolución.
Categorías que impiden ver el carácter de clases de los gobiernos, categorías que impiden comprender los procesos reales por los cuales la burguesía construye su sistema de dominación.
Giudici va de la cuestión del poder a la historia, creo que él hace un gran esfuerzo por superar la dicotomía liberales revisionistas, pero dice que al hacer esa salvedad hay que ser conciente de que el Partido Comunista por lo que ha estado influenciado es por el liberalismo, y se propone desarrollar una línea de razonamiento histórico sobre el dominio imperial concreto, ingles, sobre la Argentina que ayuda a entender no solo la presencia del liberalismo en la sociedad Argentina, sino una tradición de pactismo, de claudicación de la burguesía nacional ante el imperio que podríamos nosotros muy bien detectar en los últimos años en el propio Pacto de Olivos, o en el pacto de Washington entre la Alianza y el PJ de estos días.
Los ingleses no dominaban, fundamentalmente, pasando a sangre y fuego las tierras por ellos conquistadas sino que instalaban un mecanismo de negociación, de conversación, de acuerdos; y ese mecanismo de acuerdos, ese mecanismo de pacto es lo que ha aprendido profundamente la burguesía Argentina desde hace más de cien años y como explica Giudici los modos de dominación políticos de la clase explotadora penetran en el modo de hacer política alternativa de las clases oprimidas y creo que nos da una pista muy importante para entender el sistema de dominación política en la Argentina y para entender mucho de los limites del movimiento revolucionario.
En todo caso, y es una preocupación puntual de Giudici, es imprescindible empezar por liquidar el mito radical; yo diría el mayor mito político en la historia Argentina es que en la Argentina existía un partido de la burguesía respetuoso de la democracia que era la Unión Cívica Radical, el mito radical que nace a principios de siglo, y que se mantiene aun hoy generando esta situación tan patetica, casi ridicula o trágica, de dirigentes sindicales que se proclaman renovados, casi clasistas, y se encuentran absolutamente asombrados y desubicados ante un gobierno radical que reprime como si no hubiera ocurrido la matanza de Vasena en la Semana Trágica, como si no hubiera ocurrido la matanza de la Patagonia, como -y lo muestra Giudici en su libro- como si el Dr. Ilia no hubiera impedido el reconocimiento electoral del Partido Comunista en 1966, pocos días antes de su derrocamiento, pretextando que el Partido Comunista no era democrático
Estoy convencido de que en este tema de la historia hay muchisimo por hacer todavía; si alguna deuda tiene el marxismo como corriente del pensamiento critico en la Argentina es resolver una explicación de la historia que supere justamente la tradición liberal y la tradición revisionista, que como se decía en esta mesa, muchas veces cometen el mismo error de análisis invertido.
Giudici va a ir después a tener que cuestionarse, y a tener que cuestionar, que tipo de lectura hacemos del marxismo. Si vamos a entender al marxismo como un pensamiento crítico que no se detiene ante nada o si vamos a aceptar al marxismo como una colección de manuales, de libritos, de cassettes o videocasetes que tienen todo explicado, aunque muchas veces la realidad se quede fuera de sus explicaciones
Ernesto va a resaltar, y a mi me parece como una cuestión clave para entender lo que pasaba en el Partido Comunista, el papel de la Comisión Nacional de Educación.
Por que ese Partido Comunista no autoreproducía la ideología dominante en el partido de un modo cualquiera, sino que teníamos un sofisticado mecanismo de reproducción de su modo de ver el marxismo de su mirada de la historia y de su comprensión de la línea que llegó a tener no solo una estructura de dimensiones gigantescas, sino que llega a tener una ley de educación partidaria que reglamentaba minuciosamente que cosas se podían leer en cada nivel de la actividad o en cada nivel de la militancia.
¿Por qué voy a esto?, porque uno de los métodos de Giudici en el plano filosófico es que él se acerca bastante, se mete bastante con uno de los conceptos principales de Luckas y con uno de los conceptos principales de Gramsci, que es el dejar de pensar de que la principal idea de Marx era de que las fuerzas económicas, que la vida económica determina la vida espiritual de la sociedad, y de empezar a pensar que en realidad lo que hace Marx es explicar la unidad como una totalidad de la sociedad en el cual, en última instancia y en largos períodos de historia, las relaciones sociales que se establecen en el plano de la economía terminan determinando en última instancia al resto de las relaciones sociales.
El viejo filosofo alemán Hegel, dijo una vez que lo que en teoría son diferencias milimetricas, cuando llegan a la vida, estas diferencias pueden ser kilometricas, y en estas dos fracesitas que yo he dicho puede que parezca que hay una diferencia milimétrica, pero cuando estas dos fracesitas se despliegan, se transforman en dos visiones opuestas de la realidad. Una, la dogmatica, tendía a reducir todo a la economía y caía facilmente en el determinismo mecanico y fatalista; la otra, propia de un marxismo creador, intenta comprender la realidad en su complejidad y multiples relaciones e inter relaciones, ubicando en ese sistema de procesos, el factor determinante.
Y el tema es que ese dominio ideológico, ese aparato de autoreproducción de una ideología dogmatica dominante en el Partido Comunista, la tragedia es que genero camadas y camadas de militantes que no tenían posibilidad de acceder a la dialéctica, que no podían comprender, por carecer de ese pensamiento dialéctico, la esencia del marxismo,
Lenin llego a escribir de puño y letra que sin leer la Lógica de Hegel , no se podía leer el Capital, posiblemente lo suyo haya sido una exageración, pero estaba diciendo que no se puede leer el Capital de cualquier modo, que no se puede entender el marxismo con ojos no marxistas, que no se puede acceder a la idea revolucionaria sin proponerse acceder al dominio de la dialéctica, a la comprensión de la unidad como una totalidad contradictoria y en proceso permanente de cambios
Entonces lo que en la cabeza de Giudici es una unidad totalidad con contradicciones, métodos, evento político, línea, historia, teoría, ética, proyecto de vida, en mucho de nuestros compañeros, en mucho de los compañeros de mi generación, no se pudo transformar en una comprensión unitaria y se transformo en una comprensión fragmentada; y ese fue, desde el punto de vista de las dificultades internas, el mayor obstáculo con que tropezó el viraje del Partido Comunista.
Porque al poco de andar igual que Giudici que empezamos discutiendo la posición ante la dictadura y tuvimos que ir a discutir la mirada sobre la historia, y tuvimos que ir a discutir el marxismo, nos encontramos con que una buena parte de nuestros compañeros entraban en esos debates del modo más dogmático posible y producía todo clase de fracturas en nuestra conducta política, en nuestro accionar
Y así como de un modo histórico habíamos pasado del sectarismo autista de los años ´20 a la política del frente democrático nacional por varias décadas, con el XVIº Congreso sectores importantes de nuestro partido volvieron a la idea de que se puede hacer actividad política revolucionaria sin lucha reivindicativa, sin trabajar con la gente, sin penetrar en las contradicciones secundarias que el enemigo se genera a cada rato.
Entonces nosotros intentamos, o una parte de esa militancia intentó aprovechar, intentó utilizar la “Carta a mis camaradas” de Giudici, y hay que decir que viraje del Partido Comunista, el proceso que empezó en el 16 Congreso fue un proceso que primero empezó con gestos
Gestos, igual que como el gesto que había hecho Giudici al renunciar.
Ernesto había escrito en uno de sus libros la cosa más terrible que se pueda escribir sobre un dirigente comunista, dice: “de esos labios puritanos jamás sale la palabra Che Guevara”, de esos larbios puritanos jamás sale la palabra Che Guevara dijo Giudici, y el primer gesto que hizo la militancia que gestaba el viraje del Partido Comunista, fue el ocho de octubre de 1984 en la Ciudad de Rosario, realizar el primer acto publico de homenaje al Che Guevara que hacia el Partido Comunista, y el primer acto publico en homenaje al Che Guevara que se hacia después de la caída de la dictadura.
Y en ese acto en medio de la oleada posibilista, en medio de la euforia radical, Patricio Echegaray, entonces secretario de la fede, iría a decir que junto con el Che Guevara nosotros volvíamos a creer en la revolución; que junto con el Che Guevara nos negábamos a aceptar que la Argentina era imposible de modificar, y que junto con el Che Guevara se podía practicar la oleada de la izquierda y la unidad de los revolucionarios
.
El segundo gesto que hizo el viraje fue practicar la unidad de la izquierda
Efectivamente hay una obvia relación entre perder de vista la lucha por el poder con una política de alianza con la burguesía, con una política de alianza que siempre miraba para la derecha, y solo se puede explicar la creación del Frente del Pueblo y los sucesivos esfuerzos por construir la unidad de la izquierda, desde la voluntad de recuperar la lucha por el poder como elemento articulador de la vida cotidiana de los comunistas argentinos.
Quería terminar con esto, yo me he referido muy superficialmente a los problemas que sufrió el viraje del partido, pero por lo menos quería intentar encontrar una pista de cuales fueron los verdaderos problemas internos, las verdaderas dificultades intrínsecas que tenia el Partido Comunista para triunfar en su viraje, dejando de lado las teorías conspirativas de la historia que siempre han circulado entre nosotros.
Y hay que decir también que ese viraje no solo tropezó con nuestras limitaciones, sino que también se enfrentó con una modificación brusca del escenario mundial, con el triunfo de la contrarrevolución en el mundo, con la caída de los llamados países socialistas y nada menos que con el triunfo de la restauración menemista en la Argentina en 1989.
Durante 10 años ese viraje ha estado expuesto a las mayores tensiones tanto externas como internas, porque si algo hemos aprendido en estos 10 años, si algo hemos aprendido con los que ahora están en el gobierno de la provincia de Buenos Aires, en la intendencia de Avellaneda, o no me importa en que otro lugar de la institucionalidad, es que el reformismo, como explicaba Giudici, había penetrado profundo entre nosotros, y que más de uno que se incorporó al viraje y que parecían ser los más audaces en la lucha por transformar al Partido Comunista llevaban dentro suyo esa profunda deformación, esa profunda perdida de voluntad de la lucha por del poder, ese profundo posibilismo, esa profunda claudicación ética que recorre una de las tradiciones que recorren al marxismo y al Partido Comunista en toda su historia.
Pero yo creo que también la lectura de los textos de Giudici ayuda a comprender esto que Nestor decía de un modo más complejo: no se puede pensar al Partido Comunista como una especie de bloque monolítico donde nada vivía, donde nada circulaba, donde nada crecía, hay que pensarlo al Partido Comunista como una contradicción permanente en la dirección, en la base, entre discurso y conducta, entre conductas diversas y esa tradición combativa y esa tradición revolucionaria, esa tradición de marxismo creador es la que ha impedido que el Partido Comunista sucumba a las presiones del sistema dominante, sucumba a las sucesivas maniobras de posibilismo argentino, del alfonsinismo, de la reforma peronista, de la reforma de Cafiero y del Frente Grande y que nosotros podamos ser lo que me parece, o lo que yo propongo que consideremos como lo mejor que podemos hacer de este panel: que sea el acto de recepción de Ernesto Giudici de vuelta a la casa del Partido Comunista.
Y esto no dependerá tanto de Giudici, que yo estoy absolutamente seguro que siempre fue un comunista y siempre quiso volver acá; que Giudici vuelva a nuestra casa dependerá de nosotros, dependerá de que entendamos el viraje como una batalla permanente contra el dogmatismo, el posibilismo y la claudicación, dependerá de que nos hagamos al viraje cada ves más poderosos, de que hagamos del Partido Comunista algo más grande que nosotros mismos.
Gracias.
julio de 2000
¡¡Muy bueno José, vale la pena releer estas reflexiones…, y practicarlas¡¡
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