Cada cual elige que recordar, si las derrotas repetidas (y por eso siempre relativas) o el triunfo de la Revolución Cubana, un Primero de Enero de 1959, hace ya 65 años. El rayo que no cesa y nos mantiene vivos a todos.


Cuando Fidel y un grupo de revolucionarios asaltaron el Cuartel Moncada, 26 de julio de 1953, era el primer asalto popular a un cuartel militar desde las luchas anticoloniales del siglo XIX.

Y cuándo Fidel, Camilo, Raúl, Celia y un ejercito de guerrilleras y guerrilleros entraron triunfantes a La Habana era la primera revolución verdadera, socialista de liberación nacional, triunfante en Nuestra América y todo el hemisferio Occidental (y cristiano?).

La revolución cubana fue como un rayo de luz que atravesó montañas y países, conmovió a sacerdotes y prostitutas, a liberales y revolucionarios, a obreros, maestros, campesinos sin tierra y pueblos sin pasado ni nombre. Nada de lo que ocurrió en este Continente en estos 65 años fue ajeno a la resistencia de los revolucionarios que sostuvieron y sostienen la Revolución Cubana.

Alguna vez le comenté a Miguel Díaz Canel que se puede pensar el proceso político argentino tomando como referencia la presencia (o la ausencia) de Cuba de los actos de asunción presidencial.

La primera vez que vino un dirigente cubano fue el presidente cubano Dorticos y su presencia en la asunción de Cámpora en Buenos Aires y su presencia en las calles de Córdoba, junto a Agustín Tosco y los otros lideres del Cordobazo de 1969. Cómo casi todos saben, Cuba estaba bloqueada y fue el tandem Gelbard Perón quien lo rompió obligando a la Ford a venderle autos a la isla.

Cuando asumió Videla no hubo invitados cubanos y por el contrario se lanzó una campaña de infamias y persecuciones que llegaron a la desaparición forzada de trabajadores de la Embajada y de compañeros argentinos que colaboraban con ellos. Por su lado, Cuba abrió sus puertas a los perseguidos argentinos de las más diversas corrientes políticas.

Quien asumió en 1983, Raúl Alfonsín, visitó La Habana en 1986; fue entonces cuando Fidel le propuso que encabezara un Club de Deudores y que la crisis de la deuda externa la paguen los imperios y no los pueblos, pero Alfonsín era un moderado que no se animó. Y así nos fue.

Fue con la asunción de Nestor Kirchner 25/5/2003 que la visita de Fidel se transformó en un Tsunami político: miles y miles de personas en la explanada de la Facultad de Derecho anticipaban un tiempo que no todos adivinaban y que se haría victoria antimperialista de los pueblos en Mar del Plata poco después, en el 2005 cuando Hugo Chavez dijo aquello de Alca Alca Alcarajo

Y fue después de la derrota de Macri en 2019 que a la asunción de Alberto Fernández vino el nuevo líder de la revolución, el compañero Miguel Diaz Canel. No creo que diga algo oculto si confieso que una y otra vez nos llamó a apoyar el gobierno de los Fernández como parte de la estrategia de supervivencia y avance de la oleada progresista o como se llame.

La historia es testigo de los enormes esfuerzos que hicimos para que el gobierno encuentre un rumbo y se fortalezca pero todos los esfuerzos son vanos cuando no hay voluntad política y se cree que hay márgenes humanistas en el capitalismo. Si cuando asumió Alfonsin se repartían 800 mil Cajas Pan (plan alimentario nacional) para fines del gobierno de Massa ya eran nueve millones los argentinos que requieren ayuda para sobrevivir.  Uno de cada cuatro de nosotros es pobre y uno de cada diez es indigente. Ante este fracaso desorbitado, desde el Poder Económico Comunicacional que nunca perdieron, el triunfo de Milei no es tan milagroso como pretenden.

Por su parte Milei, arranca insultando a Cuba, a Venezuela, a Nicaragua, a China, a Rusia y hasta a Lula. Renuncia al Brics y se retira al jardín de los lamebotas del imperio. No le irá bien, este es otro mundo, otra América. No tengo dudas que en la próxima asunción presidencial, la bandera cubana volverá a flamear como en nuestros corazones flamea siempre.

Todo pasa: glorias, muertes,
Revoluciones, miserias,
Líderes, credos, proclamas,
Martirios, héroes, poetas,
Odios, fracasos, victorias,
Fes, entusiasmos, ideas,
Desolaciones, tiranos,
Hazañas, cruces, banderas,
Maquinarias, tradiciones,
Gritos, puños, sables, fechas,
Ruegos, himnos… ¡Todo pasa!
Todo pasa, el pueblo queda.

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