En el siglo XXI, comunismo es el nombre de la esperanza de salvar la humanidad


A cuarenta y cinco años del Genocidio que no termina, reivindicamos el comunismo como la mejor propuesta política para salvar la vida, la nación y la humanidad.

En el siglo XXI, comunismo.


POR MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

Con los 30 mil hasta la victoria

José Schulman, en videollamada dedicó unas palabras a la memoria de los desaparecidos, a los presentes en la vereda del Comité Central del Partido Comunista y a los que lo vieron por la retransmisión a través de Internet, en el acto por el 45 aniversario del Golpe de Estado de 1976 realizado en las puertas del Comité Central del Partido Comunista el 24 de marzo de 2021 en la Ciudad de Buenos Aires.

Buenos días a los que están allí y a los que están del otro lado de la pantalla.

Buenos días a Iris Avellaneda, a Carlos Zamorano, a Rogelio Roldán.

Buenos días a los que sobrevivieron torturas, cárceles, exilios, persecuciones.

Buenos días a los que tienen un familiar, un amigo, un compañero que sufrió torturas, cárceles, exilios, persecuciones.

Buenos días.

Buenos días a los que pasaron hambre, a los que les faltó trabajo digno, vivienda, salud, deporte, cultura, por culpa de la “miseria planificada” por la Dictadura como denunciara Rodolfo Walsh en su inmortal Carta.

 Buenos días.

Buenos días a los que tuvieron que vivir en un país sin sueños de revolución, sin la alegría de la victoria con el amargo aliento de los desaparecidos, de los muertos y de las derrotas en el cuerpo y en el alma.

 Buenos días.

Buenos días a las comunistas y los comunistas perseguidos desde la cuna como individuos, como personas, como institución.

Honor y honra a nuestras y nuestros muertos, a nuestras y nuestros desaparecidos que no son más que nadie, que nunca dijimos que fueran más que nadie, pero tampoco aceptaremos jamás que fueron o que son menos que nadie.

Honor a las y los comunistas desaparecidos, torturados, exiliados, perseguidos, a los que sufrieron cárcel y resistieron como se resiste siempre: con las ideas, cultura, con las herramientas políticas que uno tiene en el tiempo y el espacio político en que vive, cierto, pero resistieron, resistimos.

Las y los comunistas represaliados, desaparecidos y asesinados fueron y son tan revolucionarios como cualquiera, ni más ni menos.

Como cualquier otro desaparecido vivían para el pueblo, luchaban por el triunfo popular y en carne propia éramos guevaristas, en el sentido profundo de sentir en nuestros cuerpos el dolor de cualquiera en cualquier lugar del mundo, como lo demostramos en la solidaridad enorme con la España republicana, con la quinina a Vietnam, con las armas en la mano en la guerra por la liberación de El Salvador. 

Salud Fany Edelman, salud Marcelo Feito, salud al Ciego y al Negrito, salud Patricio, aquí estamos, no nos han vencido.

Compañeras y compañeros desaparecidos aquí estamos en tu casa, en nuestra casa, en la casa de los comunistas argentinos porque todavía cantamos, porque todavía soñamos, porque todavía el tiempo de la victoria se sigue construyendo con tu recuerdo, con tu memoria, con tu sangre abonada.

Ahí en las paredes del Comité Central están los nombres de todos, uno por uno podría leerlos porque los he leído más de una vez. Pero como cada uno tiene su 24 de marzo yo solo nombraré a los que conocí de cerca. Con los que milité. Alberto Caffaratti, obrero de Luz y Fuerza, dirigente del sindicato, secretario de la Federación Juvenil Comunista de Córdoba, fusilado por Menéndez, con quien durante diez meses compartí una habitación en un barrio de Moscú en la Escuela Superior de Cuadros de la Juventud Comunista Rusa. Tito Messiez, rosarino como yo, secretario de propaganda del Partido santafecino, encargado del aparato clandestino, a quién, secuestrado y torturado, jamás le pudieron arrancar una sola dirección. Nombraré también a mi hermana montonera, a una maestra rural asesinada en noviembre de 1976, en el mismo centro clandestino en donde yo estaba desde el 12 de octubre casi en la misma celda.

Alicia López Rodríguez de Garraham, Alberto Caffaratti, Tito Messiez, los 30 mil ¡presentes! ¡ahora y siempre! ¡ahora y siempre! ¡ahora y siempre!

Estamos, otra vez, ante un 24 de marzo, Cuarenta y cinco veces desde el primer 24 de marzo que sobrevivimos como pudimos. En mi caso, en la madrugada del 24 de marzo, el ejército atacó a mi casa y se llevó a mi hermano Pablo que quedó un año preso. En otros casos, no sobrevivieron y para todos nosotros empezó un período que ni siquiera pudimos imaginar. A pesar de nuestros cuarenta, cincuenta, sesenta años de clandestinidad que ya teníamos encima como partido, como cultura subversiva. 

24 de marzo, memoria, verdad y justicia.

Pero ¿memoria de qué? Memoria de una revolución frustrada, la nuestra, la revolución continental americana que se abría paso con la lucha guerrillera del Che en Bolivia, con el triunfo electoral de Allende en Chile, con la creación del Frente Amplio en Uruguay, con las luchas del Cordobazo en la Argentina, con el crecimiento de las corrientes antiimperialistas en los ejércitos de América Latina.

Por eso, sufrimos una contrarrevolución preventiva, diseñada, articulada y ejecutada por la Junta Interamericana de Defensa presidida por los Estados Unidos.

Junta de la que uno de sus integrantes, Santiago Omar Rivero, el mismo general que dio la orden de empalar a Floreal Avellaneda, que en el año 2009 en nombre de la querella del Partido Comunista de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y la familia Avellaneda, pedimos condena a prisión perpetua y lo logramos. General Santiago Omar Rivero asesino del negrito Avellaneda y miembro de la Junta Interamericana de Defensa te vencimos, aunque vos jamás lo hubieras imaginado. El día que te metiste con la familia Avellaneda, te metiste con nosotros y te jodiste.  Te vencimos aunque ni aún lo entiendas. 

El Golpe de Estado sólo se explica como una contrarrevolución preventiva. Nada de que “luchaban por el medio boleto”. Nada de que “tenían ideas distintas”. Nada de que “tomaban mate en las villas”. No es verdad, o no es toda la verdad que es lo mismo, porque es toda la verdad o no es la verdad.

A nadie mataron por tomar mate compañeros, no seamos tan tontos. Los mataron porque en su conjunto constituían una fuerza que impugnaba el poder, construía alternativa revolucionaria y se preparaba para conquistar el gobierno y el poder.

Por eso, la burguesía argentina jugó tan fuerte y se decidió a violar mujeres, robar niños, asesinar, torturar, secuestrar, desaparecer, en más de 500 centros clandestinos, en todas las comisarias, en todas las unidades militares, con todos los juzgados federales y con casi todos los periodistas que quedaron en los diarios que pasaron a ser instrumento de dominación cultural. Los que quemaron libros, los que mataron poetas, los que nos persiguieron hasta debajo de la piedra en la que nos escondíamos.

Una contrarrevolución preventiva en el marco de una operación colonial de expansión militar norteamericana que comenzó en 1954 con el golpe de la United Fruit Company en Guatemala contra Jacobo Arbens y también de Stroesner en Paraguay y siguió en Brasil en el 64, Argentina en el 66, Ecuador en el 71, Uruguay en el 72, en Chile en el 73 y Videla en el 76. 

Una operación colonial de dominación que para finales de los 70 tenía bajo el dominio militar a toda América Latina. Una contrarrevolución preventiva, una operación criminal, que se explica en la carta de Rodolfo Walsh como la miseria planificada, o sea, un nuevo modelo capitalista en América Latina que prescindiera del modelo agroexportador y del modelo de crecimiento del mercado interno e instalara el modelo de financierización.

Es decir, en términos marxistas, el hecho casi insólito e increíble, no pensado, que se lograra superar la cuota de ganancia media en la tasa financiera. Es decir, que quien invirtiera en un banco iba a ganar mucho más que quien invirtiera en una fábrica de sillas o de muebles.

Desde allí para acá, la especulación financiera ha sido el modo del capitalismo de existir y subsistir, de expoliarnos y robarnos. Por eso se equivocan los que proclaman ser pagadores seriales de la deuda externa como si fuera un mérito. No es un mérito.

La deuda externa pasó a ser con la dictadura militar una herramienta de dominación a la cual hay que destruir, no maquillar, ni embellecer, ni disimular.

Ahora mismo, nadie sabe bien qué está negociando el ministro Guzmán en Estados Unidos. Si está negociando nuestros hospitales o escuelas; nuestras jubilaciones, pensiones o sueldos; nuestra agua, petróleo o ríos.

El Fondo Monetario Internacional sigue siendo quién administra el arma de dominación que es la deuda externa. Ninguna ilusión. Ninguna confusión.

¿Por qué hacemos esta reflexión tripartita, de tres enfoques sobre el Golpe de Estado? Porque la única manera de entender el presente es entender que estamos exactamente en el mismo lugar.

Estamos sufriendo una contrarrevolución preventiva, aunque no hubo revolución, como no hubo revolución en el 73 o en el 55. La derecha no necesita que triunfe el comunismo para ser fascista. Estamos sufriendo una contrarrevolución preventiva.

Estamos sufriendo una operación colonial imperial de dominación que ahora no tiene la forma de golpe de Estado sino de causas judiciales fraudulentas que se han aplicado cientos de veces y eso se llama lawfare o como lo quieran llamar.

Porque estamos soportando la creación de un nuevo modelo de supervivencia del capitalismo en las condiciones de decadencia civilizatoria. Un modelo que no puede combinar el capitalismo con los derechos humanos, con la democracia, o con la salud para las poblaciones. Que ni siquiera puede combinar el capitalismo con la población que hoy tiene el mundo. El capitalismo necesita exterminar a millones y millones de seres que le sobran para sus negocios. 

El Partido Comunista es el único partido en la Argentina que reclamó y obtuvo su rol de querellante en los juicios. Ahí lo veo a Carlos Zamorano sentado en este acto, el Chango Zamorano abogado y experto en cárceles de la dictadura fue quien,  con el doctor Alberto Pedroncini, en consulta con nosotros y otros muchos y muchas elaboramos la idea y el diseño del reclamo de querellante y lo obtuvimos hace muchos años, allá por el 2006.

Y en las causas, sobre todo en las causas por los crímenes en el circuito oeste, una causa por Mansión Seré, el Centro Clandestino de la Aeronáutica que estaba en Castelar y que ahora hay un parque alrededor, en esa causa, cuando intervino Patricio Echegaray como testigo explicó los daños que el Partido Comunista como institución había tenido. Los miles de perseguidos. Los tres mil cargos sindicales que perdimos. El aparato financiero que perdimos. Las capacidades que nos destruyeron. Los cuadros que nos mataron.

Y ese alegato, aunque fuera como testimonio de Patricio, fue reconocido por el tribunal, que declaró que el Partido Comunista es una víctima institucional del Golpe de Estado para vergüenza de las y los que se pasaron años mintiendo que nosotros fuimos algo así como complacientes con la dictadura.

Hace poco, nos han entregado nuevos documentos de los servicios de inteligencia que esperamos poner a disposición en breve. En un informe de los servicios de inteligencia, en un análisis de sus oficiales expertos en el funcionamiento del Partido Comunista, se dice que al Partido Comunista no hay que mirarlo por lo que dice sino por lo que hace y se lo acusa de ser el organizador de una protesta en la unidad 9 de la cárcel de La Plata, de recoger una denuncia de la muerte de un prisionero que llegó a España y fue publicada en Europa y así de seguido. 

Pobre gente, gente pobre, la que cree entender la historia por leer cuatro papelitos sin contextualizar y sin pensar. Ni siquiera entendió que nadie decide ponerse en el grupo que va a ser exterminado en un genocidio. Nadie. El que decide es el enemigo.

¿Éramos enemigos, nosotros, del imperio norteamericano?

Si el plan era derrotar a los gobiernos o a las insurgencias populares para impedir que caigan en el campo del socialismo y la guerra fría.

¿Los comunistas eran enemigos o eran considerados aliados? Enemigos.

Si el plan era destruir las fuerzas revolucionarias que había en la Argentina ¿los comunistas eran enemigos o aliados?

Los comunistas participaron de la CGT de los Argentinos; de la Coordinadora de Juventudes Políticas; de las alianzas, todas las que se intentaron, contra el Golpe de Estado como habíamos hecho contra la Triple A que dirigía una parte del propio gobierno de Isabel Perón y López Rega; de las actitudes prácticas para ayudar a resistir a los guerrilleros del Ejército Revolucionario del Pueblo, de Montoneros o de quién sea, que nunca nadie le negó la mano de los comunistas a nadie.

Un nuevo modelo económico basado en la renta financiera ¿los comunistas eran enemigos o aliados?

Enemigos. Hemos defendido la distribución de la renta nacional durante 50 años y encabezamos junto a otros, la conquista del 44 por ciento de la renta en 1974.

El Partido Comunista y sus militantes eran enemigos de la dictadura, así fueron tratados, secuestrados y exterminados. No aceptamos más las mentiras y difamaciones, exigimos respeto para nuestros muertos, para nuestros desaparecidos, para nuestra organización partidaria. Y de nuevo, no más que a ninguna otra, jamás más que a ninguna otra, pero ya es hora de que nadie se atreva a decir que éramos menos que alguien.

El ciclo de golpes de estado fue la respuesta del imperio a la propuesta de Guevara de armar un ejército revolucionario continental en Bolivia.

A la propuesta de Allende de conquistar el socialismo por el camino de los votos.

A la propuesta del Frente Amplio del Uruguay de construir una unidad tan fuerte que permita derrotar al enemigo tan cruel y perverso.

El ciclo de golpes de estado fue la respuesta a nosotros.

A los comunistas, a nosotros.

Al Ejército Revolucionario del Pueblo, a nosotros.

A los Montoneros, a nosotros.

Al Partido Comunista Revolucionario, a nosotros.

Al Partido Socialista de los Trabajadores, a nosotros.

A toda la izquierda, a todas y todos los que luchábamos por el poder, no importa el modo, pero cuando se trataba de definir cuál era el sueño de esa generación, todos lo resumíamos en una idea muy sencilla: queríamos y queremos la patria socialista.

Sin dudas, sin confusiones. Nadie murió por un capitalismo más humano o ninguna mierda de esa.

Respeto a la memoria de los compañeros desaparecidos. Respeto.

Basta de mentir sobre un mundo bueno, un poquito mejor.

No. No conocí a nadie en la cámara de tortura que cuando lo torturaban dijera: por favor, un poco más de presupuesto para la salud. No mientan. La generación del 70 luchaba por el poder. Por el poder para una patria socialista. 

¿Por qué vinculamos el Plan Cóndor Uno con, el nuevo Plan Cóndor, el lawfare?

Porque, de nuevo, esto que vivimos: los juicios, la persecución, las causas armadas, Clarín, la Corte Suprema, Rosenkrants, Lorenzetti, Lanata, Majul, todo eso; es la respuesta imperial al ciclo de gobiernos progresistas, a la derrota de los gobiernos neoliberales a finales del Siglo XX, a la supervivencia de Fidel y Cuba, a su idea genial de articularlos, primero en el ALBA, en el UNASUR, a su intento de crear el Banco del Sur y de todas las formas de articulación. 

Sufrimos el lawfare porque vencimos al Golpe de Estado y venceremos el lawfare porque vencimos al Golpe de Estado. Ya lo hicimos. Lo hicimos una vez y lo volveremos a hacer.

¿Cómo vencer al lawfare? Para vencerlo hay que reconocerlo y en eso hemos avanzado muchísimo. Ya no es necesario explicar la causa judicial de cada compañero.

Ahora, casi todas y todos en el movimiento popular hablan del lawfare como una operación imperial bélica. Pero no se trata sólo de entenderlo sino de enfrentarlo. Y entendemos que es una operación imperial de dominación. Bueno, no hay lugar para pedirle al enemigo que se suicide.

Yo no lo imagino. Imaginen ustedes en la Segunda Guerra Mundial que el camarada Stalin le envíe un mensaje a Adolf Hitler proponiéndole que se suicide, que se disuelva y que disuelva al ejército nazi.

Bueno, puede sonar a exageración, a chanza, a burla, pero basta de pedirle a la Corte Suprema que se suicide. Hay que liquidar a la Corte Suprema por el camino de la política. No se puede seguir en el grotesco de pedirle al enemigo que se suicide.

Nunca buscamos este conflicto. Nosotros apostamos a que el poder judicial se democratizara y se humanizara con los juicios de lesa humanidad, pusimos todo, generamos los juicios casi de la nada

Muchos de esos juicios los construimos, encontramos la vuelta como Pedroncini le encontró la vuelta al juicio por el Plan Cóndor, al juicio por el robo de niños; como nosotros le encontramos la vuelta a la causa Acindar y a otras.

Pero el Poder Judicial es irreformable.

Apenas pudo volvió a su rol de supervisor del poder verdadero, real, capitalista, burgués.

Entonces, queremos ser claros, en las luchas políticas no hay empate, no hay tercer tiempo.

Se lucha hasta vencer o ser vencido y esa es la primera condición para vencer al lawfare, entender que hay que derrotar la operación colonial con una batalla continental.

Cierto es que con una unidad que duela.

Porque la unidad con Cuba y Venezuela le duele tremendamente a la burguesía progresista que está en el gobierno.

Pero deberán entender que si la unidad no es hasta que les duela no es unidad, es hegemonismo o “transformismo“, pero no es unidad antimperialista.

Porque la parte de unidad que nosotros teníamos que resolver ya la resolvimos.

Hemos defendido a todos y a todas sin importarnos lo que hubieran hecho, de donde venían o de lo que se les acusara.

Nuestra parte de la unidad está cumplida como casi siempre lo hicimos en la historia. Los que tienen que demostrar si quieren unidad hasta que duela son los que dirigen el gobierno, el Frente de Todos, el Partido Justicialista, que debe reaccionar, que debe salir de su parálisis.

Que no puede seguir siendo observador de una guerra en la que les van matando, desde el punto de vista político, a sus cuadros

¿Cuánto tiempo van a permitir que acechen a su jefa Cristina?

¿Cuánto tiempo van a permitir que liquiden a su último ex vice presidente, Amado Boudou, a sus ministros como Julio De Vido, a su cuadro popular más importante como Milagro Sala?

¿Cuánto tiempo? Es la hora de que reaccionen, de que dejen de mirar la escena como comentaristas de Página/12 cada vez más volcados a la derecha.

Para derrotar al lawfare hay que proponérselo.

Lo primero, lo elemental, no hay batalla que se gane si no hay voluntad de vencer y hay que tener audacia y más audacia ofensiva, acciones del ejecutivo, decretos, indultos, amnistías, leyes, propuestas.

De nuevo, hemos hecho nuestra parte, a impulso nuestro, a pulmón, pero con la pluma de Eduardo Barcesat, Maximiliano Rusconi, Lali De Micelli, Cristina Caamaño, Carol Proner, Gabriela Rivadeneira, y otras y otros, que espero no haberme olvidado de mencionar a ninguno, construimos una propuesta que ya se presentó, una declaración de interés para que el Parlasur considere la necesidad urgente de revisar las causas judiciales.

Como dijo el periodista de La Nación que escribió sobre nuestro acto del 22 en el Centro Cultural Mujica, está claro de que no sólo vamos al Parlasur sino que vamos al Congreso Nacional de la mano de las diputadas y los diputados, de los senadores y las senadoras, que como Fernanda Vallejo y Oscar Parrilli nos acompañaron en el acto.

Tenemos una estrategia, iniciativa política. Está claro que solos no podemos y, por eso, nos hemos rodeado de todas y todos los que pudimos y lo seguiremos haciendo. 

Han pasado 45 años del golpe, con ciclos de ofensiva y de triunfos y de derrumbes, que jamás hubiéramos imaginado, y nuevos ciclos de ofensiva.

¿Cómo leer la pandemia desde la perspectiva histórica, de largo plazo, como nos enseñaron Carlos Marx, Federico Engels, Antonio Gramsci o Imanuel Wallerstein?.

La pandemia es una señal de que el capitalismo, como ciclo civilizatorio, ha comenzado su decadencia final. Pero su decadencia puede traer el fin de la vida humana.

Lo que quiero decir y lo dijo ya Ariel Alguer: la revolución ya no es un sueño ideológico, no es un lujo de dogmáticos, no es una aventura autoritaria o como quieran llamarla. 

El comunismo renace, renacerá, será la opción política más importante del Siglo XXI sin lugar a dudas. Porque el comunismo es la única propuesta que puede innovar los reclamos de los que luchan por el medio ambiente, contra la persecución de los pueblos originarios, contra la discriminación y el asesinato de las mujeres, contra la explotación de las y los trabajadores, contra la criminalización de las y los jóvenes y las niñas y los niños en todo el mundo.

El comunismo como propuesta de superación del capitalismo en el lenguaje más puro de Carlos Marx, como movimiento real de lucha por superar al capitalismo en el Manifiesto Comunista nada menos que en 1847.

El comunismo es la propuesta de salvar la vida en la Argentina, en América Latina y en el mundo. 

Si alguna conclusión se puede sacar de estos 45 años. Inequívoca. Es que no se puede reformar el capitalismo.

Que el progresismo no tiene sentido en la política argentina, latinoamericana o mundial.

Que no alcanza con un poquito de estado, un poquito de buena onda y un poquito de acto de homenaje a la memoria.

Que la situación es tan grave como la que una vez dijo Rosa de Luxemburgo: socialismo o barbarie, como antes lo había dicho, aquel que inspira nuestra identidad sin lugar a dudas, Carlos Marx en el Manifiesto Comunista, en aquel llamado a la lucha de los pueblos, en lo que sería la revolución democrática europea de 1848.

En aquel llamado, en aquel Manifiesto Comunista, ellos afirmaron que la lucha de clases era hasta el final, hasta el triunfo de los dominados y sojuzgados o el derrumbe de la sociedad humana.

No somos magos. No predicamos que sabemos todo ni mucho menos. Como dijera Lenin sobre Marx, simplemente entendemos que la sociedad se mueve con la lucha de clases, que esa lucha de clases tiene que llevar a la lucha por la conquista del poder para los sojuzgados y que ese poder deberá aplicarse a una revolución para salvar la vida humana. 

En este 45 aniversario recordando a nuestras y nuestros compañeros defendemos su identidad como la vida.

Como la defendimos cuando nos tocó defenderla en las condiciones en que a cada uno nos tocó defenderla en la dictadura o en la caída del socialismo soviético o con las presiones para que nos disolvamos detrás de otros proyectos.

Aquí estamos, en esta casa, proclamando que nuestras compañeras y nuestros compañeros están en nuestra lucha y que como todos, los 30 mil desparecidos, llegarán a la victoria con nosotros. Gracias.  

2 comentarios sobre “En el siglo XXI, comunismo es el nombre de la esperanza de salvar la humanidad

  1. Gracias José. Un texto necesario y justo. Nadie murió por este presente sino por la patria socialista, esa que Cuba concretó y que hoy da esperanzas a la humanidad.

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