Una historia de amor entre Peteco y Taty


Una historia de amor

El Festival estaba llegando a su fin.  Peteco Carabajal presentó a su grupo y explicó que los integrantes eran sus hijos, Martina, rubia como una valquiria y Homero, morocho santiagueño como el padre.  Martina toca el bombo y Homero canta, a veces como solista. Peteco bromeó con que le hicieron la seña de uno, qué si era una canción más y no, era el gol de Brasil, entonces anunció que iba la última.  Pero fue todo lo contrario.  Comenzó a cantar viejas canciones como solista acompañado por Homero y Martina.  De pronto dejó la guitarra, tomó el violín comenzó a probar sonidos hasta que arrancó, caminó hasta la punta del escenario, se tomó un tiempo hasta que –sin dejar de tocar el violín como solo él puede hacerlo- bajó del escenario, se paró frente a Taty e hizo una especie de serenata amorosa al ritmo de las manos de mi madre.  Antes le habíamos cantando feliz ochenta y nueve añitos a Taty, ahora Peteco le decía del amor que los artistas populares tienen  por ella, por las Madres, por la lucha por los derechos humanos, por la lucha.

Un comentario sobre “Una historia de amor entre Peteco y Taty

  1. Estimado José; cuanta pasión en tú pluma…!… gracias por tantas cosas, más allá de la distancia y el tiempo. Un abrazo fraterno

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