Solía escribir con el dedo grande en el aire….se llamaba Carlos Luis Casabianca y se nos fue esta madrugada al cielo de los revolucionarios


Algunos datos biográficos

Nació el 3 de mayo de 1927 en Asunción.

Hijo de Carlos Casabianca, escribano, y de María Luisa Rodríguez, tiene 4 hermanos: Rafael, Raúl, Gladys y Gloria. Cursó el bachillerato en el Colegio Nacional de la Capital, de 1940 a 1946, y luego se recibió de Abogado en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Asunción, en 1954, el mismo año en que Stroessner tomó el poder.

Alguna vez me contó que se enteró del golpe saliendo del Teatro Municipal de una función y que su vida tomó un giro irreversible, su condición de abogado estaría puesta al servicio de la lucha incansablemente.

Antes, había sido delegado estudiantil en varios periodos, tanto en el Centro Estudiantil “23 de Octubre” como en la Facultad de Derecho.   Por este motivo fue perseguido, preso y torturado en repetidas oportunidades.  Algunas de sus vivencias las cuenta en Clandestino y bajo agua, escrito luego del golpe contra Lugo muy enojado por las afirmaciones del presidente depuesto que el pueblo paraguayo no tenía coraje para enfrentar el golpe.  No se lo perdonó nunca, lo despreciaba con toda su dignidad revolucionaria y escribió algunas de las acciones heroicas que él conoció (y protagonizó)

Desde muy joven fue miembro del Partido Revolucionario Febrerista, como toda su familia. En su vida universitaria se integró a la corriente interna “Bloque de Izquierda Liberación” del PRF, que actuaba en alianza con el Partido Comunista Paraguayo en la lucha por las reivindicaciones populares, por la paz y el socialismo, contra la tiranía tanto del General Morínigo como del General Stroessner.  Allí conoció a Esther Ballestrini de Careaga, una de las Madres secuestradas por Astiz de la Iglesia Santa Cruz de la que tenía un recuerdo imborrable y conmovedor.  Por su iniciativa, la foto de Esther estaba en el salón del comité central del partido en Asunción.  En la casa de Esther, ya exiliada en Paraguay, fue su casamiento con su gran amor, la poeta Carmen Soler, con quien compartío exilios, persecusiones pero también alegrías y victorias.

Fue en la militancia política y en la lucha antidictatorial que conoció a Carmen Soler, con quien se unió en 1957, ya en el destierro en Buenos Aires; donde ella falleció en 1985 después de haber luchado apasionadamente por la liberación de nuestro pueblo y de nuestra patria. Con Carmen, Carlos Luis volvió a Paraguay a la lucha clandestina, en varias oportunidades durante años. Ambos ya militaban en las combativas y reprimidas fuerzas del Partido Comunista.

Después de la caída del tirano Stroessner, Carlos Luis Casabianca se radicó definitivamente en el Paraguay, ocupó diversos puestos de lucha: miembro del Comité Central del Partido Comunista, Director de su periódico “Adelante!”, miembro de la Comisión de Verdad y Justicia del Paraguay, actualmente es Presidente del Partido Comunista Paraguayo.

La mayor parte del tiempo que vivió fuera del Paraguay estuvo en la Argentina promoviendo la solidaridad con su pueblo en lucha, por la libertad de los presos. Con la misma inquietud vivió y luchó desde el Uruguay, el Chile de Allende, la Unión Soviética, Cuba y Suecia.

Trabajo como periodista, abogado, vendedor de libros, obrero de la construcción y docente en la Universidad de Estocolmo, entre otros empleos.

Era amigos de los campesinos más sencillos hasta de generales y altos funcionarios que lo respetaban más allá de las diferencias abismales en política e ideología.

Mantuvo la coherencia hasta el final en la práctica y la reflexión teorica.

Una carta de Carlos Luis de junio de este año

Comparto con los lectores una carta de junio de este año, ya gravemente enfermo donde  luego de leer un texto mio sobre el asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kostecky hace profundas consideraciones que valen como un legado teorico imprescindible para todos los revolucionarios de Nuestra América

Querido camarada:
 eso en  junio del2002.
 El mes de junio trae recuerdos de luchas y represiones, de movilizaciones populares y masacres.
 Me acuerdo que una de las consignas que más se agitaba en esos días en Plaza de Mayo y en muchas partes.
 Era una consigna que abordaba una parte del problema del poder, el central de todo proceso revolucionario que es el problema del poder. La otra parte era qué poder lo reemplazaría, con qué política. Porque para el sector consciente no se trataba de un cambio de hombres, de guardias, sino de un cambio de política, de clases sociales en el poder, la caída de minorías capitalistas nativas funcionales al imperialismo y la toma del gobierno y del poder por clases y capas revolucionarias. Esta consigna clave es la que faltaba, como perspectiva no muy lejana, como meta relativamente cercana.
 El 15 y el 22 de junio del 2012  son fechas de triste memoria en el Paraguay: Masacre de Marina – kue con el asesinato de 11 campesinos componentes de la movilización por la recuperación de tierras malhabidas en tiempos de la tiranía de Stroessner, y la muerte de 6 policías de las fuerzas represivas (poder de facto contrarrevolucionario que operaba bajo el gobierno de Lugo).
  
 La masacre fue la provocación que detonó el golpe norteamericano «parlamentario» denunciado por nuestro Partido y por el General Luis Bareiro Spaini. El golpe del Vice-Pte. títere fue contra el proceso patriótico, democrático y popular, impulsado desde abajo.
 La consigna de fondo era ahogar el proceso, no sólo cambiarlo a Lugo por otro que pudiera seguir el mismo camino transformador.
 Los norteamericanos y la oligarquía tenían claro que el problema central era el problema del poder y que no era una cuestión de cambio de hombres en el poder.
 Ahora creo que vamos teniendo más claridad, aunque no la suficiente, porque hay todavía gente -dentro mismo del movimiento popular- que piensa en cambio de hombres o de equipos gobernantes y no de políticas. O sea, que la correlación de fuerzas no da todavía para un cambio de políticas, «de rumbo».
 Hay que tomar en cuenta que Paraguay Pyahurä, en este sentido, colectivamente, pareciera que tienen mejor posición que los comunistas paraguayos, porque nosotros todavía no planteamos con la firmeza y consecuencia que debiéramos la necesidad de un cambio de políticas, con la necesaria comprensión y convencimiento de que hace falta un  proceso de destrucción del viejo poder reaccionario y contrarrevolucionario, y su reemplazo por un nuevo poder, orientado hacia la democracia, el antimperialismo y el socialismo.
 Paraguay Pyahurä plantea la renuncia de Horacio Cartes y la formación  de una Junta Patriótica de democratización.
 Si esta consigna se aproxima a una justa política, habría que precisar que en realidad se trata del derrocamiento del gobierno de Cartes, y su reemplazo por un nuevo poder, con una nueva política, por un Paraguay nuevo y mejor.
 Este tema tiene que ser materia de discusión. Aquí en realidad expongo lo que a mi parecer es la línea del Paqrtido, semejante a la línea de Paraguay Pyahurä, aunque no igual, ya que somos independientes, y tenemos una trayectoria diferente, distinta, convergente, coincidente.  
 Pienso en voz alta, entre camaradas, en este caso argentinos y paraguayos.
Fraternalmente, Carlos Luis
Foto1142
Foto de Carlos Luis frente a la Tercera, también conocida como el Panteón de los vivos porque allí encerraban por decadas a los militantes comunistas.  También estuvo preso allí

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