La Liga Argentina por los Derechos del Hombre expresa su más enérgico repudio a la larga trama de complicidades estatales que permitieron el secuestro, la tortura seguida de muerte y el ocultamiento del cadáver de Luciano Arruga por más de cinco años y ocho meses al tiempo que se solidariza con sus familiares, amigos y fuerzas sociales y políticas que han luchado todos estos años por la aparición con vida de Luciano y el fin de las criminales metodologías policiales que estigmatizan, persiguen y asesinan niñas y niños, adolescentes y jóvenes pobres con la complicidad de amplios espacios estatales.
Como dijo su hermana Vanesa: “Encontramos a Luciano, ahora queremos saber la verdad”.
La verdad sobre los episodios de detención ilegal y torturas que sufrió Luciano; la verdad sobre los hechos de aquel 31 de enero y sobre todos estos largos años de ocultamiento de la verdad por parte del Estado en todas sus dimensiones: municipal, provincial y nacional que cada cual tiene mucho que explicar y rendir cuentas sobre este caso y sobre una metodología de represión sistemática, masiva y selectiva sobre la porción pobre de la juventud de las barriadas populares.
Porque no solo se trata de Luciano sino de decenas y cientos de casos similares. Porque todavía seguimos buscando a Julio López desaparecido por luchar por la Verdad, la Memoria y la Justicia que permitió conquistar los Juicios contra los genocidas de ayer. Porque faltan Gabriel Blanco y siguen impunes los crímenes de Formosa contra el pueblo Qom, los del Parque Indoamericano o los últimos hechos de Lugano.
La aparición del cuerpo sin vida de Luciano pone en evidencia indiscutible la continuidad de una metodología de dominación que hoy tiene como sujetos principales de ejecución a las fuerzas del Estado que portan armas (la Bonaerense, la Federal, la Gendarmería, la Prefectura, el Servicio Penitenciario Federal, todas las policías provinciales y las agencias de seguridad privada), buena parte del Sistema Judicial (particularmente los Servicios provinciales de Justicia) los que actúan articulados con las mafias delictivas que trafican drogas y seres humanos y los punteros políticos que controlan zonas enteras de la Argentina del mismo modo que los narcos controlan espacios territoriales de Colombia o Paraguay.
La subestimación de estos temas por parte de las administraciones nacional y provinciales, las ingenuas ilusiones de resolver las continuidades del Genocidio con “protocolos” o “cursos educativos sobre los derechos humanos” tiene su parte de responsabilidad en este tema que amenaza con caotizar zonas enteras del país (como ya ocurre con barrios enteros de la ciudad de Rosario).
Cuando secuestraron a Julio López (en setiembre de 2006) y muchos dijimos “Sin Julio López no hay Nunca Más”, nos trataron de exagerados y opositores sistemáticos.
Cuando alertamos sobre el discurso represor que se despliega desde la Secretaría de Seguridad de la Nación, Antonio Berni, desde el Ministerio de Seguridad de la Provincia, Alejandro Granados, o sobre los proyectos de limitación del derecho popular a luchar por sus derechos, proyecto Kunkel/Conti a partir del discurso presidencial del 1º de marzo; no faltó quien prefirió seguir mirando el pasado y solazarse con los pasos que entre todos conseguimos dar en la lucha por recuperar los bebes robados por la dictadura o las condenas a algunos de los represores tratando de tapar el sol con las manos. O evitar mirar el presente atados al pasado.
Ya es hora de abrir un debate nacional sobre el modo de terminar con la violencia institucional que es el nombre culto de las prácticas de Tortura en sede policial, penal y sitios de encierro; el armado de causas judiciales como método de “reclutar” delincuentes a las ordenes de los grupos mafiosos policiales; la ejecución sumaria y extra judicial de los jóvenes (práctica bautizada como “gatillo fácil” por nuestro compañero Toto Zimerman); las acciones de estigmatización, intimidación y manoseo que ejercen cotidianamente las fuerzas estatales que ocupan vastas zonas del país.
Es nuestro compromiso con Luciano, con su familia y con todas las víctimas de todas estas prácticas.
dirección nacional de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre
La impunidad sigue enseñoreándose como si aquí no hubiera pasado nada.
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