La Liga Argentina por los Derechos del Hombre ante la crisis del Pago de la Deuda Externa


La pretensión imperial norteamericana de seguir cobrando la deuda externa es la confirmación de que el Genocidio perpetrado por la Triple A y la Dictadura Militar produjo daños a largo plazo, que hay que repudiar.

Rechazar su pago, como Obra del Terrorismo de Estado y por ende ilegítima e ilegal, incobrable e impagable, es parte constitutiva de la larga lucha por Verdad, Memoria y Justicia.
Ante la crisis desatada por las decisiones tomadas por el Juez Griesa y la Corte Suprema de los EE.UU. de avalar las pretensiones de un conjunto de especuladores financieros (que lejos de constituir un sector minoritario y aislado, son el corazón mismo del Capital Financiero, núcleo dominante del capitalismo real, el único existente) la Liga Argentina por los Derechos del Hombre considera necesario recordar algunas de las definiciones históricas del movimiento de derechos humanos de la Argentina y la región latinoamericana

1.      El Terrorismo de Estado de la séptima década del siglo pasado tenía un objetivo preciso: consolidar el dominio imperial sobre la región y el país mediante políticas de concentración y centralización de la propiedad sobre los principales sectores de la economía.  En el cambio radical de la participación (regresiva) de los trabajadores en la distribución de la renta nacional, en el incremento del dominio del capital trasnacional en la industria, el comercio, la producción agraria y las finanzas facilitada por el cambio de las leyes y regulaciones económicas se perpetuó la tortura, la desaparición forzada y los crímenes sufridos.  En palabras de Rodolfo Walsh: “En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.”

2.      En el proceso de consolidación de tal plan económico el crecimiento de la Deuda Externa fue una herramienta fundamental al servicio de su instalación como mecanismo de dominación se modificó. por decreto dictatorial con pretensión legislativa, desde la “Ley de Entidades Financieras” hasta el mismo Código Civil para renunciar a la soberanía jurídica y colocar al Estado Imperial y su Poder Judicial como arbitro de los diferendos que la misma suscitaría en el futuro.  Como muestra de la continuidad de la Obra del Terrorismo de Estado, ambas modificaciones jurídicas siguen vigentes a contra mano de la Memoria desplegada y aún de los fallos judiciales que han ido avanzando en entender los crímenes no solo como un Plan de Exterminio sino como un proceso de genocidio cometido con el afán de transformar radicalmente el país.

3.             La “naturalización” del principio burgués y el pensamiento colonizado de “honrar la deuda”, es contrario a los enormes pasos dados en esta década de juicios, memoria y conciencia de que somos mucho más una sociedad “post genocidio” que beneficiarios de la gesta libertaria de Belgrano, San Martín, Güemes, Moreno y Monteagudo.  Nos oponemos a tal “naturalización” que pretende “indiscutible” la herencia de la dictadura.                Que hasta ahora, todos los gobiernos electos bajo normas constitucionales que sucedieron a la dictadura iniciada por Videla y Martínez de Hoz, no hayan tenido voluntad político de investigar el origen y la legitimidad de la deuda, tal como manda el fallo del año 2000 del Juez Ballestero en la causa iniciada por Alejandro Olmos hace tantos años, confirma el carácter “minimalista” y “restringida” de la democracia argentina. .

Preferimos “honrar” el fallo Ballestero a convalidar la deuda externa impuesta con el dolor y la sangre de nuestros compañeros desaparecidos.

Pagar la deuda sin más, es volver a desaparecerlos, banalizar su memoria.

4.             No es verdad que no haya alternativas a la arremetida imperial, y de las fuerzas cipayas radicadas en el país que fueron y son sus socios subalternos imprescindibles.  Las hubo antes, en 1985 cuando Fidel Castro bregaba por la unidad latinoamericana para no pagar la deuda externa, en el 2002 cuando el modelo neoliberal que tenía en el pago de la deuda externa un elemento central, provocó la mayor crisis de nuestra historia como Nación independiente y había condiciones subjetivas para denunciarla como ilegítima, deuda “odiosa” por haber sido contraída sin contar con la aquiescencia del pueblo argentino; y las hay ahora en que se puede reclamar la puesta en marcha del Banco del Sur y compartir las reservas internacionales de los países latinoamericanos que han expresado voluntad política de salirse del dominio del dólar.  Las condiciones latinoamericanas para luchar por la Segunda y Verdadera Independencia nunca fue más favorable, son nuevos tiempos, tiempos de libertad .  Claro que no es fácil pero nunca fue fácil enfrentar al podero, por eso tanto depende de la voluntad política, de la decisión de los Poderes Públicos y del rol de los organismos de derechos humanos, fuerzas sociales y políticas que no se resignen a vivir arrodillados ante el Imperio.  Decidamos  no pagar la deuda y se abrirá un proceso de debates y movilización popular que creará la fuerza imprescindible para confrontar con nuestros torturadores y desaparecedores hasta derrotarlos y conquistar, al fin, la Segunda y Definitiva Independencia Nacional que haga realidad el sueño del pleno acceso de todos los derechos humanos para todos

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