Yo tuve un hermano guatemalteco.
Nos conocimos en el verano moscovita de 1970, cuando junto a algunos cientos de jóvenes comunistas de toda América Latina compartimos meses de debates y lecturas en una casona en las afueras de la capital soviética.
Yo tuve un hermano guatemalteco al que decían Pedrito en aquel año tan lejano de sus sierras y mis llanuras.
No nos volvimos a ver desde el verano moscovita de 1971 en que nos abrazamos con temor porque allá y acá castigaban con años de prisión y peligro de muerte el estudio del marxismo (parece que a ellos no les importaba mucho que fuera un marxismo dogmático, esquemático y eurocentrico como hoy muchos lo descalifican acaso ligeramente) y no volví a saber de él hasta ayer.
Ayer, mi hermana Rosa, militante de la Juventud del Partido del Trabajo (que era el nombre de los comunistas guatemaltecos), una de las fuerzas que formarían la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, que fue una de aquellos cientos de jóvenes comunistas que en aquel año moscovita soñábamos con una bandera roja flameando en cada plaza,; digo, la Rosa, que me encontró hace algunos meses en el espacio virtual, me envió un documento de la Fundación Antropólogica Forense de Guatemala que dice así:
Hugo Adail Navarro Mérida, nació el 03 de agosto de 1950 en San Pedro Sacatepéquez San Marcos, tenía 33 años cuando desapareció, era padre de dos hijos.
Su familia le decía Huguito de cariño, se graduó de Bachiller del Instituto Central para Varones, trabajó con la Universidad de San Carlos, leía mucho era muy culto. Siempre pendiente de su familia lo recuerdan como un hombre muy noble, sencillo, humano, correcto y defensor de la gente pobre, hijo incondicional, padre amoroso, extremadamente preocupado de no hacerle daño a nadie y de ayudar a las personas sin importar quienes fueran. Viajó a varios países europeos, México y Centroamérica.
Estaba en México, pero regresó a Guatemala para ver a su madre que había sido operada por cáncer. Dos días antes de ser secuestrado estuvo en casa de su hermana, le manifestó cierto temor de ser perseguido, por lo que ella le pidió que se fuera del país, pero lamentablemente fue capturado. Desapareció el 05 de marzo del 84, salió por la mañana de su casa y no volvió.
En 1999 se conoció el “Diario Militar”, documento con información sobre lo ocurrido a guatemaltecos desaparecidos por las fuerzas de seguridad estatales a mediados de los años 80, este consta de 73 hojas oficio, contiene fotos de 183 víctimas y referencias en código a sus ejecuciones. La detención del señor Navarro está registrada en el Diario Militar con el número 81: La anotación de fecha de captura coincide con lo informado por familiares, además registra la fecha en que fue asesinado, 29 de marzo de 1984. (29-03-84:300)
En la publicación de la Dirección de los Archivos de la Paz “Autenticidad del Diario Militar” se menciona que su nombre aparece en un listado encontrado en el Archivo Histórico de la Policía Nacional Civil, sin más antecedente.
También traía una foto con una anotación que decía: alias Pedro y Sapo Navarro. Miembro del PGT/CC. Conductor específico del Secretariado General del Partido. 05/03/84/ fue capturado frente a la Super Tienda Paiz del Centro Comercial Monserrat. Zona 7. Quiso defenderse, pero se le quitó un arma calibre 38
Yo tuve un hermano guatemalteco que estuvo veintiocho años desaparecido, hace unos días lo encontraron, era un campesino marchando por la tierra, era un estudiante pintando un mural por los compañeros, era un puño cerrado frente a una caja con algunos huesos.
Julio Cortazar, que no lo conocía, escribió este poema para el Comandante que bien vale como humilde homenaje de su amigo argentino
Yo tuve un hermano.
No nos vimos nunca pero no importaba.
Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.
No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,
mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.
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