No hay ley que pueda parar el viento


Seminario sobre la Operación Cóndor y sus proyecciones actuales,

22 y 23 de abril

Más de veinte panelistas y doscientos participantes en el salón Rojo de la Intendencia Municipal de Montevideo ratificaron la decisión de luchar contra todas las impunidades y enfrentar los intentos derechistas de revertir el proceso de cambios antiimperialistas que impulsan nuestros pueblos.  Organizaron conjuntamente la Comisión por la Memoria de Uruguay, la Comuna de Paraguay y la Liga Argentina por los Derechos del Hombre de la Argentina que decidieron llevar el seminario por toda la geografía que sufrió la Operación Cóndor

“Es hora de barrer la mierda del río
dos veces.
De aquí para allá
y de allá para acá.
Para volverte y borrarte,
para borrarte y tenerte.”
“Conjuro para encontrar
a Floreal Avellaneda” de J.E.S.

Uno. El Cóndor atacó Uruguay con furia y tuvo en el conjunto del genocidio cometido, un peso específico muy alto.

No hay dominación que no se constituya bajo un mito fundacional y el uruguayo tiene que ver con aquella mirada valorativa que era la Suiza Latinoamericana, la que no sufría golpes de Estado y respetaba la ley por encima de cualquier otro país latinoamericano. Tan fuerte es ese mito que la propia dictadura uruguaya, más extendida en el tiempo que la argentina, auto construyó una imagen “blanda” que ha sido difundida aún por una parte de sus víctimas. Lejos de esa mirada, el bloque de Poder uruguayo, del cual formaba parte el imperialismo yankee, decidió incorporarse activamente a la operación continental de contrainsurgencia impulsada por el Gobierno de los EE.UU. y sus agencias de inteligencia que sembró de horror y muerte el territorio latinoamericano en la década del 70 y al hacerlo aportó algunas “originalidades”: fue el propio presidente constitucional quién decide encabezar el proceso golpista que masifica el Terrorismo de Estado que había empezado bastante antes; organizaron un sistema de control social explícito que abarcaba casi el total de la población y alcanzó el record de presos políticos por habitante imponiendo una división de la población en tercios. una enorme parte en las cárceles, una parte aún mayor en el exilio y el resto de la población sometida al terror organizado de un modo industrial.
En ese proceso, del cual no pensamos dar cuenta en estas breves líneas, el peso de la acción de la CIA, de los servicios brasileros, chilenos y argentinos, la importancia de la detención clandestina, la tortura y ejecución sumaria en territorio argentino, el rol del Centro Clandestino Orletti en el barrio de Floresta de la Capital Federal de la Argentina, el traslado de prisioneros de Uruguay a Argentina y de Argentina a Uruguay, los vuelos y viajes fluviales, las operaciones de enmascaramiento de crímenes argentinos en territorio uruguayo y de crímenes uruguayos en territorio argentino, todo lo que nos lleva a pensar en la Operación Cóndor, tuvo una importancia fundamental, tanta que no es posible hablar del terrorismo de Estado en Uruguay sin tomar muy en cuenta la Operación Cóndor. Y aún más, si en algún lado queda claro que Cóndor fue una más de las operaciones clandestinas de articulación de las dictaduras bajo el mando de la CIA es en Uruguay: desde el agente norteamericano de la CIA Dan Mitrione que figuraba como funcionario de la Agencia del Desarrollo Internacional de EE.UU. (USAID) en realidad conducía, desde 1962, la transformación de las fuerzas represivas en el sofisticado aparato de aniquilamiento en que convertirían en esos años, hasta el robo del cadáver de nuestro Floreal Avellaneda, reconocido por la dictadura en 1976 pero desaparecido desde entonces de su fosa en el Cementerio Norte de Montevideo.
De todo ello se habló en el Seminario, como para no olvidar que había cuerpos que iban y venían por el Río de la Plata y que no habrá ley ni claudicación ética que pueda borrar su sombra en el viento, en el río y en nosotros.

Dos. Un debate entre pares: sobrevivientes del terrorismo de Estado, profesores universitarios y ensayistas, dirigentes sindicales y políticos, senadores y diputados, militantes de organismos de derechos humanos, todos ellos luchadores consecuentes contra la impunidad.

El Seminario dio la palabra a algunos que no siempre son escuchados en estos debates sobre la historia y los derechos humanos. A los sobrevivientes del terrorismo de Estado de tres países arrasados por las dictaduras y el Cóndor, para no nombrar más que uno hablemos de Luis Casabianca, miembro de la generación de comunistas aniquilados por Stroessner, que resistió todas las persecuciones y hoy es miembro de la Comisión de Verdad y Justicia de su país. A los dirigentes sindicales como Marcelo Abdala del secretariado del PIT CNT, la Central única de los trabajadores de Uruguay y también a los dirigentes políticos como Felipe Michelini, Eduardo Lorier y Patricio Echegaray aportando a superar las falsas barreras sembradas por el neoliberalismo que pretendió levantar un muro de separación entre las luchas por los derechos humanos y las luchas obreras y de confrontación política con la dominación.
Pero en estas breves líneas quisiéramos reflejar la legitimidad de algunos de los participantes en el debate, de aquellos compañeros que conforman las tres organizaciones de derechos humanas hermanas que sostienen esta campaña de esclarecimiento sobre el Cóndor y predican la articulación de una fuerza claramente antiimperialista en el terreno de los derechos humanos. Uno es Derlis Villagra, de la Comuna del Paraguay que contó en el seminario que en ocasión del regreso al Paraguay de uno de los represores más feroces, y ante le hecho de que se refugió en el Hospital Militar él recordó que justamente ahí había nacido porque su madre era una presa política, bárbaramente torturada a pesar de estar embarazada de él y que fue llevada a parir entre militares crueles, los mismos que habían matado a su marido, el papá de Derlis, en una operación conjunta con los argentinos en la misma ciudad de Buenos Aires donde se había refugiado del terror paraguayo para ser víctima del Cóndor. Y la otra anécdota es aún más significativa: una de las fundadoras de la Comisión de la Memoria de Uruguay es Mirta, fue presa política y tiene el hermano desaparecido en la Argentina, ella nos trajo de regalo cartas originales de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre del periodo dictatorial que dan cuenta de una relación entre pares, argentinos y uruguayos, en la lucha contra la impunidad; hasta ahí un episodio más de la historia de la Liga y de la resistencia de los compañeros uruguayos a todas las dictaduras, pero cuando Graciela, la presidenta de la Liga, vio la carta confesó que había sido ella, o Edith, la compañera que a sus casi ochenta sigue siendo la primera cara que se ve al entrar a la oficina de la Liga de Corrientes y Callao, quien había escrito la carta que firmaba el secretario de entonces y fue enviada en papel ultra delgado a Ginebra, donde estaba exilada Mirta.
Por eso el debate juntó a gente tan distinta y tan igual, como los militantes de la Liga, la Comuna o la Comisión de la Memoria, que son sobrevivientes, abogados, docentes o simplemente seres humanos que valoran la humanidad de su ser y por eso luchan, justamente, por los derechos humanos, por todos los derechos humanos para todos.

Tres. La ley de caducidad que prolonga la estrategia de impunidad de la dictadura de Uruguay es éticamente insostenible, legalmente indefendible y políticamente funcional a la derecha, por eso, de uno u otro modo, más temprano que tarde, será anulada.

El Seminario, que fue planificado y organizado por meses, terminó realizándose en medio de debates muy álgidos sobre la impunidad y la memoria en el Uruguay. Solo vamos a citar a algunos de los uruguayos que allí participaron. Dice La República en su crónica del seminario (www.diariolarepublica.com).   El diputado Felipe Michelini aseguró ayer que «no habrá reconciliación posible» entre el pueblo uruguayo si las Fuerzas Armadas (FFAA) no piden «perdón» en forma «explícita», por las sistemáticas violaciones a los derechos humanos cometidas durante la última dictadura cívico ¬militar. Michelini saludó la concreción de un debate entre distintos actores sociales sobre las reminiscencias del Plan Cóndor en el actual contexto socio¬político de la región, puesto que «generalmente» el tema se circunscribe a las violaciones de los derechos humanos, pero no se lo ubica en su «real» proyección política.
El Plan Cóndor «no llegó de casualidad» sino que «fue la plataforma de sustento de las políticas neoliberales» implantadas en la región, al influjo de los intereses estratégicos de Estados Unidos y «funcional a las elites privilegiadas», las cuales se aprovecharon de esas políticas incluso hasta «20 años después» del retorno de la democracia, expresó Michelini. Los sectores privilegiados promovieron durante esos años una «estrategia de control» de la sociedad al «servicio del neoliberalismo», aprovechándose de los procesos para «la acumulación de más poder, más dinero y más capital».
En este sentido, «honrar a las víctimas» de la represión significa «desenmascarar las complicidades que permitieron que esas cosas pasaran» y «terminar con la idea de los dos demonios». «Los temas de memoria vinculados al presente son centrales a un proyecto político», por el cual se promueva la «redistribución» de la riqueza. «Un proyecto de izquierda que no recuerde permanentemente estas cosas corre el riesgo de perder la memoria de su pueblo», dijo Michelini. En este sentido, «es equivocado pretender construir reconciliaciones sin leer la historia una y mil veces», ya que se debe «recordar» que las FFAA «violaron su norma más sagrada: no levantar las armas contra su pueblo». Por lo tanto, «si no hay un pedido específico, explícito (…) de perdón» por parte de las FFAA «no habrá reconciliación posible», expresó Michelini.

Según el mismo diario La República, para Eduardo Lorier, «nunca podrá haber perdón porque jamás hubo confesión ni arrepentimiento» el secretario general del Partido Comunista del Uruguay habló además de las próximas fechas y los eventos populares que se llevarán a cabo, vaticinando que en ellos se fijarán «las pautas de las justas» reivindicaciones y «de la lucha popular». Así enumeró los actos del próximo 1º de mayo «y el del 20 de mayo, que deberá ser, y seguro lo será, más grande que nunca», dijo sobre el día en que se realiza la marcha del silencio en reclamo de verdad y justicia sobre los desaparecidos. Lorier subrayó la necesidad de «anular por la vía legislativa la ley de caducidad».

Y así se pronunciaron Lille Caruso, referente de la Comisión por la Memoria, Ignacio Martínez, escritor y miembro de la Comisión de Cultura del PIT CNT que mostró en hegemonía cultural neoliberal uno de los frutos de la impunidad, Samuel Blixin, investigador de esta temática que abrió el seminario junto con Stella Calloni en un panel de excelencia sin par que mostró el rostro terrorista de Obama continuador sin matices del Cóndor, Ana Juanche del Serpaj Uruguay que analizó los nuevos modos de criminalización de la juventud y la infancia al relacionar la impunidad con la exclusión actual y los investigadores Roger Rodríguez, que insistió en que no estaba contestada la primera, sencilla y fundamental pregunta de “donde están?”, Clara Aldrighi, historiadora que mostró con documentos el papel de la CIA en el Uruguay y todo el Cóndor y ÁlvaroRico, quien está al frente de un proyecto presidencial de esclarecimiento histórico de los hechos.
Y cada uno de los estudiantes, ex presos políticos, militantes sindicales y políticos que pasaron por el Seminario y sintieron que nada está perdido y mucho menos cerrado. Cómo dijo alguno de los investigadores uruguayos, no sabemos por qué vía, si la judicial interna o por alguna resolución internacional, por iniciativa oficial o por presión popular, pero de lo que estamos seguros que la Ley de Caducidad está moralmente derrotada y no podrá seguir amparando la impunidad. Por las dudas, en la convocatoria del PIT CNT para el Primero de Mayo se habla de luchar contra la impunidad.

Se entiende, no hay ley que pueda parar el viento.

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