Los comunistas y el cumpleaños de la Liga


¿Qué podemos decir los comunistas del setenta aniversario de la Liga?

En primer lugar que estamos desafiados a seguir aportando a su despliegue, como lo hicimos desde aquel lejano diciembre del ´37 y sostuvimos por setenta años a pesar de los secuestros, los allanamientos, las desapariciones y asesinatos.

Acaso en la figura de tres mártires comunistas comprometidos con la lucha por los derechos humanos y la Liga, se pueda visualizar la dimensión de esto: Guillermo Kehoe,  abogado y acusador de los asesinos de Ingalinella, en los ’60, Teresa Israel, abogada secuestrada por la dictadura y Fredy Rojas, joven militante asesinado por los esbirros de Bussi en 1987, en «democracia».

Pero los comunistas, que siempre hemos compartido con compañeros de otras culturas políticas y tradiciones el sostén de la Liga, tenemos un desafío complementario.

Estamos obligados a pensar un plus en la lucha por los derechos humanos y ese plus no es  otro que el de aportar a resolver la ausencia más dolorosa y costosa en el movimiento popular: la carencia de una alternativa política que permita la acumulación política de las luchas por la aparición con vida de Julio y contra la impunidad de todos los genocidas, contra todas las formas de la represión y la discriminación (digo, los asesinatos en la Cárcel del Chaco y los campesinos paraguayos presos en Marcos Paz, la tortura en sede policial y los miles de encausados judicialmente por lucha) que ahora podrían ser potenciadas por la Ley Antiterrorista.

Se trata de proponernos pasar a otra etapa del movimiento y la lucha por los derechos humanos para que no sólo se cuestione uno u otro modo de expresión del capitalismo sino su continuidad como sistema de vida, tan naturalizado por las secuelas del Terrorismo de Estado como por el más formidable aparato propagandístico que hoy invade cada uno de los espacios sociales.

Se trata de hacernos cargo de una de las mejores tradiciones de la Liga, la de buscar vincular la lucha democrática con la perspectiva revolucionaria.  En 1973, en una sesión del Consejo Directivo del que formaba parte, decía Agustín Tosco: «La Liga ha sido un faro de luz en la historia de nuestro país, en los momentos más oscuros, levantando la esperanza en la elevación de los compañeros; señalando la posibilidad concreta de defender los derechos humanos, las libertades públicas y democráticas, aún en los momentos más difíciles, aún en los momentos en que podría cernirse sobre el espíritu general del pueblo, un ánimo depresivo. Es el valor de una institución que honra la lucha por el respeto de los Derechos Humanos, por la Liberación Nacional y Social no sólo de la Argentina sino de Latinoamérica».

¿Y qué podría significar hoy ese «lucha por el respeto a los Derechos Humanos, por la Liberación Nacional y Social, no sólo de la Argentina sino de Latinoamérica?» En primer lugar un punto de vista distinto al tradicional en el movimiento: no se trata de pensar en la proyección política de cada una de las luchas puntuales, sino de pensar desde la política cada una de las luchas contra la impunidad y la violación de los derechos, se trata de una mirada que parta de la correlación de fuerzas real a nivel latinoamericano y nacional para aportar a transformarla desde la lucha misma por la vigencia de los derechos humanos.

Se trata, creo, de distinguir correctamente el enemigo a enfrentar y sus estrategias de dominación para enfrentarlas, dificultarlas y derrotarlas en la medida de que la acumulación de fuerzas lo permita.

Para los comunistas no está en discusión, de hecho no  lo estuvo jamás en nuestros casi noventa años de existencia como fuerza política, el compromiso con cada lucha contra todas las formas de represión y/o discriminación, sino el modo de practicar dicha conducta de modo tal que de cada lucha salga fortalecido el campo de los partidarios del cambio a dimensión latinoamericana y nacional, de que se vaya constituyendo una alternativa política que permita dar perspectiva de victoria a las luchas e impida que nuestra lucha sea aprovechada por el bloque de dominación (como viene ocurriendo desde la frustración del 2001 hasta las últimas elecciones presidenciales).

Claro que no pensamos en soluciones autoreferenciales basadas en la descalificación de buena parte del espacio real disponible para la construcción de la alternativa, sino todo lo contrario del difícil trabajo de unidad, diferenciación y disputa con el vasto espacio que hoy se mueve en el terreno de los Derechos Humanos, cruzado por el impacto de las políticas gestuales de Memoria realizadas por el gobierno y las acciones de sumatoria al campo oficialista o cuasi oficialista.

Se trata de trabajar con todos sin bajar ninguna bandera ni quedar enredado en las redes de la coptación, se trata de sostener cada lucha evitando el peligro de la auto marginación planteando correctamente las líneas de división poniendo de un lado a los genocidas y violadores de los derechos humanos y del otro a las víctimas de ayer y de hoy, a los que luchan por la Memoria la Verdad y la Justicia más allá de las distintas opiniones y aún del grado de penetración del discurso oficial entre ellos.

Para ser claros: si cada lucha por los derechos humanos la planteamos como una lucha de oposición frontal y aún final contra el gobierno la correlación de fuerzas es una y muy desfavorable pero si en cada lucha nos proponemos diferenciar claramente entre los partidarios de los crimenes, la impunidad y el olvido y los que buscan la memoria y la justicia, la situación cambia a nuestro favor aunque aumenten las exigencias en el debate y en la disputa.

Es una cuestión de fuerzas y es ahí donde volvemos al principio de toda política: la clave está en la fuerza que tenga la propuesta política que sostenemos junto con otros compañeros o para decirlo más claro: a los setenta años, la Liga hace falta, y hace falta contribuir a hacerla más fuerte, más nacional, más autonoma, dotada de más equipos de trabajo y con más trabajo de base, para sostener la disputa en un espacio que es mucho más amplio y más exigente.

De las muchas maneras de homenajear su trayectoria y a quienes la sostuvieron en toda circunstancia, fortalecerla y dotarla de más iniciativa política es acaso la que nos  parece más coherente con sus perfiles más altos, aquellos que hacen innecesario aclarar de quien hablamos cuando decimos la Liga.

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