Cuarenta y cinco años de libertad vigilada
Hace justo hoy 45 años, un Coronel del Ejército Argentino, en su despacho, abrió una caja con fichas, saco la mía, la leyó y me dijo que en Chile me hubieran fusilado, que tenía que agradecerles.
Luego me ordenó silencio, que sí denunciaba algo de lo ocurrido me volverían a secuestrar; me devolvió el dni y quedé en libertad adentro del predio del Comando del Batallón de Infantería número 12 que llevaba el nombre de Arenales.
Pobre Arenales, qué culpa tenía él de esos torturadores y genocidas?
Ni loco se me ocurría irme caminando por ese predio. Pedí un teléfono y llame a Don Pepe Sorbellini quién vino con su vieja Renoleta 4lL a rescatarme.
Atrás había quedado el secuestro en la cuarta, el recuerdo de una mujer que caía en el breve espacio que va del baño la cocina, la estadía en la guardia de infantería reforzada y los pocos meses en la cárcel de Coronda.
Cómo no les hice caso y seguí militando, pocos meses después, el 21 de noviembre de 1977, el mismo grupo de tareas me volvió a secuestrar, me regresó a la Cuarta y casi me mata en la tortura.
No hace tanto que supe que desde mi segunda liberación de noviembre de 77 hasta los finales de la dictadura, había una orden de captura en una causa judicial que solo finalizó en los primeros años del gobierno de Alfonsín.
Literalmente viví en libertad condicional, clandestino del modo que se pudo y seguro que bien vigilado.
Yo era militante de la Fede desde 1967, pero desde aquel acto en el Comando del Ejército 12 de infantería asumí el compromiso de luchar día a día por la libertad de las y los compañeros y para defender su identidad.
Qué el silencio no los vuelva a desaparecer.
Cada tanto por una razón u otra, a alguien o a algunos, desde el Estado, desde un partido político o desde la ficticia opinión pública de las redes, vuelven a condenarme al silencio.
Ni lo sueñen, demasiado tiempo me mantuvieron callado.
Nunca más el silencio
Nunca más
Nunca Mas … Nunca Mas el silencio… El teror se basa en la Incomunicacion.
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Nunca más! Abrazo gigante José!
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Querida Stefi. Abrazo y hasta pronto
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Abrazo enorme, José
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