La lección del niño palestino
Fue en Hebron
el encuentro.
En una calle
de piedras
que bajaba a la mezquita
Mohamed me dijo
que trece años tenia
y en inglés nos comunicamos.
Un argentino
de apellido judío,
que no habla hebreo
Y un niño
palestino,
que sí habla ingles,
con cincuenta años
entre ellos,
compartieron miradas.
Que es eso?
pregunté,
al ver una barrera
entre nosotros
y la mezquita
El, seguro que
lo explico muy bien,
pero yo no sé
tanto inglés.
Fue entonces
que el soldado israelí,
casi un niño también,
grito que yo podía pasar
pero el dueño de casa
no.
Volvimos, pues,
por la calle de piedras
¿Y que piensas de ellos ?
le dije apenado
Sus manos fueron
al cuello
al suyo, se entiende, no?
y apretó lentamente
mientras decía
y can not stand them
y eso sí que lo entendí
Es que yo también
alguna vez,
hace como una vida,
tome una piedra
y puse mis sueños a volar
en ella
Igual que los sueños
que vuelan con las piedras
del niño palestino.
Mohammed triunfará?
Quien lo puede saber?
Pero, ahora que reviso
mis bolsillos
veo que alguna piedra sigue
allí.
Para volar
con las tuyas Mohammed.
Para volar.
Ramalah, capital de la autoridad palestina, fines de mayo de 2016
Muy bella tu poesía, José.
Me gustaMe gusta
Los niños y niñas de cualquier lugar de este vapuleado planeta son sin duda alguna los «maestros»
Me gustaLe gusta a 1 persona